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Censo y marcha: A Dios rogando y con el mazo dando

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   A Dios rogando y con el mazo dando, reza el refrán.

    Y así es.

    Nada es gratis. Todo hay que ganárselo con el sudor de la frente y la ayuda de Dios.

     Esta semana se presentan dos eventos que exigen la participación de todos los latinos: El censo de 2010 y la marcha del 21 de marzo en pro de una reforma migratoria.

    A los dos hechos hay que decir Presente! El primero es de un impacto a futuro y el segundo pretende ejercer presión política ahora. La participación en ambos favorecerá a la comunidad latina.

    Por mandato constitucional, cada diez años el gobierno federal levanta un censo nacional que le ayude a hacer una distribución equitativa de fondos al igual que una representación política equilibrada. No se puede hacer ninguna repartición justa y pareja si no se toma en cuenta a todos. Y la única forma que tiene el gobierno de saber cuántos somos, es contándonos.

    La Oficina del Censo ha enviado esta semana cuestionarios a 120 millones de hogares, pidiendo respuesta a diez preguntas simples: Nombre, edad, sexo, fecha de nacimiento, origen étnico, raza, número de teléfono, número y nombres de personas que viven en el hogar y si alquila la vivienda o es dueño de ella.

    Eso es todo. Esos son los datos suficientes que le permitirán al gobierno tomar una foto instantánea de todas las personas que radican en el país. Y los datos que arroje “esa fotografía” serán usados para distribuir más de 400 mil millones de dólares al año. Y permitirán también que la representación política del pueblo sea asignada equitativamente a través de todo el país. Las grandes empresas usarán igualmente esos números para crear productos y empleos que sirvan a los diferentes sectores de la población, de acuerdo a lo que muestre “esa fotografía” decenal.

    Ese es el único uso que se le dará a los datos del censo. Por ley, la información proporcionada al censo es confidencial. No se le pasará a inmigración ni a la agencia recolectora de impuestos. A nadie. Se viola la ley si se le hace. Y no se tiene memoria de una violación de esa índole en la historia del censo. Sólo se reportarán los números del conteo al público en general. En la fotografía final, todos seremos sólo un número.

    “Los inmigrantes necesitan participar. Todos necesitamos ser contados” por el censo, declaró Alma Morales Riojas, presidenta de MANA, una organización nacional latina. Lo dijo la semana pasada en Albuquerque, Nuevo México, a un grupo de editores y directores de publicaciones hispanas del país reunidos en una convención.

    Las cifras del censo se usan para dibujar los distritos electorales a todos los niveles, agregó Morales Riojas, y “si no participamos todos en el censo, vamos a ser representados por políticos que no nos conocen y a quienes no les importamos. El censo nos abre la oportunidad para elegir a más mujeres y a más de los nuestros”.

    Sin un conteo exacto de la comunidad latina y con tantos recortes presupuestales en la educación “¿Qué efecto tendrá en los latinos” si la falta de participación latina en el censo genera más recortes en fondos federales porque “no se nos contó a todos los que somos. Aumentará la deserción escolar, tendremos más personas sin educación en nuestra comunidad?”, preguntó en el mismo foro Ana Valdez, directora ejecutiva de la Hispanic Association on Corporate Responsability.

    Rosa Rosales, presidenta nacional de LULAC, fue más allá y declaró  a la misma audiencia que “los latinos tenemos mucho en juego en el Censo de 2010”. Tanto, agregó, que “todos tenemos que ir puerta por puerta con nuestros amigos, conocidos y vecinos para pedirles y ayudarles a participar en el censo. Hay que derribar todos los mitos y obstáculos a la participación porque se tengan o no papeles, todos debemos ser contados”.

    Y en la marcha del domingo está en juego la acción.

    ¿Por qué?

    Porque hay que reactivar y empujar el debate de una reforma integral a las leyes de inmigración en el Congreso.

    Porque hay que ejercer presión política, recordándole a todos la influencia y poder que puede ejercer el voto latino en cualquier elección.

    Porque hay que recordar promesas electorales hechas.

    Porque hay que dar la cara y luchar contra toda esa ola anti-inmigrante y anti-latina que desde hace rato circula por el país propiciando la presentación de centenares de iniciativas de ley estatales y municipales que abogan por la deportación masiva de indocumentados, la negación de la ciudadanía a hijos de indocumentados nacidos en el país y otras cosas más.

    Porque hay que pedir un alto a la deportación de tanta gente que no ha cometido delitos.

    Los que no puedan acudir a la marcha del domingo en la capital del país, representantes de grupos de inmigrantes recomiendan:

Unirse a la red nacional de mensajes de texto, marcando el número 69866 y escribiendo la palabra JUSTICIA.

A quienes tengan familiares o amigos radicados cerca de Washington, que los llamen y les pidan que acudan a la marcha del domingo.

    Esta semana, el llamado a la acción es claro y fuerte. Hay que usar el mazo.

J. Gerardo López es un periodista independiente radicado en Los Angeles con tres décadas de ejercicio periodístico diario en español en Estados Unidos. Trabajó durante 27 años en La Opinión, y por nueve años fue el director editorial del diario. Durante cuatro años trabajó en Univision-Los Angeles. Nació en México y obtuvo una licenciatura en periodismo en la Universidad de California en Northridge.

    

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