El ministro de Asuntos Exteriores
de Cuba,
Bruno Rodríguez Parrilla, negó que en su país haya presos
políticos y dijo que los que son considerados como tales por ciertos
organismos y gobiernos son "personas
que cometieron actos ilegales".

"No reconozco la existencia de
presos políticos", dijo la
autoridad cubana a un grupo de periodistas.

"En
mi opinión no se trata de presos políticos, no son presos de
conciencia. Son personas que han cometido actos ilegales, que han
sido juzgados por tribunales civiles, en procesos ordinarios y con
todas las garantías procesales", señaló el canciller, quien este miércoles
intervino como orador en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Rodríguez
Parrilla agregó que esos presos incurrieron en "actos
contrarios a la independencia y al orden constitucional del Estado
cubano".

Señaló que, en
consecuencia, tienen las mismas condiciones que el
resto de presos comunes y que las leyes cubanas prevén en general
diversos mecanismos de puesta en libertad aplicables a todos, tales
como la amnistía, el indulto o la gracia presidencial.

Sobre los
llamamientos de algunos gobiernos
para que las
autoridades cubanas liberen a unos 200 presos políticos, Rodríguez
aseguró que ningún gobierno se ha
dirigido oficialmente a Cuba en
ese sentido y que las declaraciones públicas al respecto constituyen
una "injerencia" a su soberanía.

"Jamás el gobierno cubano
actuaría bajo presión de terceros
países en esa materia ni en ninguna otra", apuntó.

En relación
con la muerte hace una semana del disidente Orlando
Zapata, tras dos meses y medio de huelga de hambre para exigir que
se le reconociese la condición de preso de conciencia, el ministro
sostuvo que en este caso su gobierno
respetó la ley y los principios
humanitarios.

Sin mencionarlo en ningún momento por su nombre,
mantuvo que
Zapata fue condenado por un delito común y que ya en la cárcel "se
vinculó con grupos que reciben instrucciones de Estados Unidos
contra Cuba".

En otro momento, el ministro explicó que no se
refería a Zapata
por su nombre porque "no es una persona conocida en Cuba", así como
"por respeto a sus familiares y allegados".

Incluso ironizó con
los periodistas al señalar que éstos conocen
muy bien la identidad de la persona a la que se refería.

Ante la
mención de que organismos defensores de los derechos
humanos, como Amnistía Internacional, reconocían a Zapata y a otros
como presos de conciencia, respondió cuestionando las fuentes de
financiación de esta entidad y restándole credibilidad.

Al
fallecimiento de Zapata siguió la decisión de otros presos
políticos de entablar huelgas de hambre, entre ellos la del
sociólogo y periodista Guillermo Fariñas, de quien dijo que es un
recluso que fue sancionado "por ser un agente al servicio de una
potencia extranjera".

Le acusó de "abusar" de la libertad
condicional de la que goza
por razones de salud y de "continuar realizando una actividad
manifiesta que viola las leyes cubanas".

Aseguró que en este caso
su gobierno "actúa con toda
paciencia y
serenidad" y que se le brinda la atención médica que requiere.

Sobre
la razón por la que Fariñas ha dicho que realiza su huelga
de hambre (la liberación de 26 prisioneros políticos en mal estado
de salud), el ministro cubano indicó
que "en Cuba no hay ningún
preso cuyo estado de salud sea incompatible con las condiciones del
régimen penitenciario.

Antes de concluir su reunión con los
periodistas, Rodríguez
desmintió que activistas que querían asistir al entierro de Zapata
hubiesen sido detenidos por las fuerzas de seguridad para
impedírselo.