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No tenemos tiempo para los cocos

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            ¡Caramba!, sí que hay una deformación en el tiempo que nos remonta a la época de los pantalones acampanados y el sentir intenso del público de la década de los setenta.

            El Hispanic Leadership Fund, grupo sin fines de lucro de tendencia conservadora, criticó al locutor de televisión Danny Deutsch por llamar a Marco Rubio, candidato republicano para el Senado del estado de Florida, un “coco” en el programa de Joy Behar. Esta contraseña anacrónica fue popular a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta para indicar a grandes rasgos, “marrón por afuera, blanco por dentro”. Era complemento del término “Oreo”, negro por fuera, blanco por dentro. Por supuesto que había otros términos que se aplicaban a ciertos miembros de la mayoría de los grupos étnicos conocidos.

            Las caracterizaciones con saña, como “coco”, en aquel entonces se usaban para “delatar” a individuos a quienes no se consideraba lo suficientemente “auténticos” u ortodoxos en cuanto a sus perspectivas, cuando los estudiantes y otros activistas se estaban calzando sus poderes de retórica. La intensión era cuestionar la credibilidad de una persona, como quien dijera que las ideas políticas de Sarah Palin surgen de un centro de investigación en los parques de casas remolque.

            Hoy, como entonces, el insultarse es una manera conveniente de parar al otro bando con estigmatizarse a uno mismo. Ya hemos visto lo bien que eso función con el tema de la reforma del sistema de salud.

            Cuando la marca conservadora se aplica al acto de insultar, con frecuencia resulta en que una corriente política pase cual electricidad a los nervios de los independientes latinos. “Conservador” es una etiqueta de diseño que significa una especie de pureza política. Es una demarcación sobre quién forma parte del bando y quién no.

            Esto resulta irritante por que los latinos, como electores y como candidatos, tienen una larga historia cívica de abrir puertas cerradas de las políticas de partido entre liberales y conservadores, entre republicanos y demócratas, cuando la barrera es de ideología. Históricamente, los grupos latinos ha percibido a la política como una extensión de la vida cívica para mejorar la comunidad.

            Es una historia bien documentada que remonta a los años 1920, por ende no es exactamente nueva, pero vale la pena que los recién llegados políticamente la entiendan. Aún con la amplia disponibilidad de Google, pocos partidarios se dan el tiempo de entender esta historia. Con frecuencia están demasiado ocupados en decirles a otros lo que tienen que creer y en reclutar a los verdaderos creyentes, así sea ruinoso ese enfoque hacia la política.

            Tomemos, por ejemplo, a la contienda republicana por gobernador que se desenvuelve en Nevada.  Brian Sandoval, ex fiscal general y juez federal, va delante del titular gobernador Joe Gibbons para la nominación republicana. Sandoval, según una encuesta Mason-Dixon entre el 22 y el 24 de febrero, ganaría contra el demócrata Rory Reid, un comisionado del condado Clark e hijo del presidente de la mayoría en el Senado, Harry Reid, en una contienda general electoral.

            Mientras que un 51 por ciento de los encuestados ven desfavorablemente a Gibbons, con sólo un 17 por ciento viéndolo positivamente, Gibbons empezó a ganarle a Sandoval, según Erik Herzik de la Universidad de Nevada, con cortejar “al ala más conservador del partido”.  Gibbons “podría ser asesino de hacha”, dijo Herzik, con tal que no suba los impuestos.

            Aunque existen otras maneras de aumentar los ingresos, la mantra ‘no a los impuestos’ la pueden usar imprudentemente los grupos conservadores. Por eso perdió el presidente George H.W. Bush en 1992. También ha limitado la evolución de políticas fiscales del partido republicano.

            Una prueba de pureza ideológica para ser republicano implica tener la respuesta “correcta” a un listado que supuestamente define lo conservador y que excluye a muchos latinos que tienen la barriga llena de promesas sin cumplir del partido demócrata. No obstante, los republicanos por sí solos están haciendo poco atractivo el partido para grandes números de latinos. También desune en definitiva las coaliciones que formaron Nixon, Ford, Reagan, Bush y Bush.

            Por otro lado, si ha de redimirse el partido republicano, su futuro está en manos de candidatos como Sandoval en Nevada y otros que ven a lo republicano como un partido y no como un club. Como tal, no hay lugar para insultos y calumnias disfrazadas.

            Después que se lo dieran a entender a Donny Deutsch, él escribió por Twitter, “Dije ‘coco’ queriendo decir simple, tonto, bananas. No tenía idea que fuera una palabra con significado racial”.

            ¡Por mi madre! ¿Por qué tuvo que referirse a esa fruta que es amarilla por fuera y blanca por dentro?

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