La corrupción marca "Adán en Edén"
La nueva novela de Carlos Fuentes, "Adán
en Edén", explora con humor y agudeza los juegos de poder y la
corrupción en México, tanto a nivel personal como nacional.
El personaje narrador es Adán Gorozpe, un abogado empresario que
consiguió subir en la escala social gracias a su matrimonio con
Priscilla Holguín, cuyo padre había forjado una gran fortuna con su
empresa pastelera.
Priscilla, la antigua Reina de la Primavera, de carnavales y
comerciales, fue una mujer "agraciada" cuyo mayor encanto, al menos
para Gorozpe, fue su fortuna familiar.
En el momento de la narración, Priscilla ha perdido mucha de su
gracia juvenil y se ha convertido en un ser grosero e incoherente.
Gorozpe vive en la casona familiar con su esposa, suegro y
cuñado, pero la mayor parte de sus días transcurre entre la empresa
y el apartamento de su amante, Ele.
El personaje bien podría resultar completamente despreciable por
su cinismo y poca ética, sin embargo, la franqueza de su discurso lo
redime.
Al final se nos revelará el por qué de esa improbable afinidad
entre personaje y lector.
A un tercio de la corta novela entra en escena su tocayo, Adán
Góngora, ministro a cargo de la seguridad nacional quien manipula la
opinión pública encarcelando y asesinando a inocentes a quienes los
tilda de guerrilleros del narcotráfico para parecer efectivo en su
puesto.
El diminuto Góngora, sediento de poder, seduce a la mujer de
Gorozpe como parte de un plan formidable para llegar a la cima.
Gorozpe, sin embargo, anticipa a su adversario y mediante la
herramienta milenaria de la religión, termina por imponerse bajo un
manto de orden y justicia.
Si parece una historia familiar, es porque así lo ha diseñado el
escritor mexicano.
El texto funciona a base de símbolos que, al final, coinciden
intentando darle coherencia y resonancia al relato. Sin embargo, el
desenlace es demasiado abrupto para que se logre el efecto completo.
En el texto se intercalan con éxito relatos periodísticos en
referencia a acontecimientos que impulsan la trama, cuestionando así
la supuesta objetividad de los medios noticieros.
Estos breves relatos están llenos de ingenio y humor y proveen un
contrapunto a la narración en primera persona de Gorozpe.
Hay varias historias que se entrecruzan, la del cuñado "orquídea"
de Gorozpe a quien no le interesan los negocios de familia sino
convertirse en escritor; la del niño predicador que para el tráfico
entre Insurgentes y Quintana Roo; y la de la amante de sexo
indefinido de Gorozpe.
Cada una de ellas es expuesta al principio con sumo cuidado; los
personajes, preñados de posibilidad, y el hábil manejo de la tensión
dramática nos prometen mucho más de lo que se nos entrega al final.
En ese aspecto, la novela decepciona.
Tiene, por supuesto, momentos de ingenio y claridad, sobretodo en
cuanto al comentario social y político que, afortunadamente, se nos
brinda en apartes, entre las divagaciones del personaje narrador.
A pesar de su contenido ideológico y propuestas literarias, en su
totalidad "Adán en Edén" resulta una novela accesible y entretenida,
pero desafortunadamente también apresurada e intrascendente.
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