La zona de Washington amaneció hoy
soleada pero enterrada bajo más de un metro de nieve helada y lucha
por recuperar los servicios mínimos que permitan reanudar sus
actividades tras la gran nevada de los últimos días.

Por cuarto día consecutivo, permanece cerrado el Gobierno
Federal, así como las escuelas y la mayor parte de los negocios,
mientras los meteorólogos pronostican una tercera tormenta con nieve
en el nordeste de Estados Unidos para el domingo o el lunes.

El aeropuerto Reagan National, al sur de la capital, continúa
cerrado para las operaciones esta mañana mientras los equipos de
limpieza seguían trabajando para abrir las pistas, informó la
Auoridad de Aeropuertos del área Metropolitana de Washington.

Por su parte, la misma agencia informó de que el Aeropuerto
Internacional Dulles, a unos 40 kilómetros al oeste de Washington,
que ayer tuvo que cerrar sus puertas, ha abierto hoy pero recomendó
a los pasajeros que verifiquen los horarios de vuelos con sus
aerolíneas antes de ir al aeropuerto.

La misma recomendación se difundió para los pasajeros con vuelos
desde el Aeropuerto Internacional de Baltimore, unos 60 kilómetros
al nordeste de Washington.

La autoridad de aeropuertos informó de que la tormenta forzó la
cancelación de más de mil vuelos en las terminales que sirven a la
capital de EEUU.

Según informes meteorológicos, el Distrito de Columbia, donde se
encuentra la capital de EEUU, batió esta semana su récord de nieve
registrado en 1898.

En lo que va de este invierno, las autoridades han registrado en
Washington un total de 139,4 centímetros de nieve. En comparación,
el récord del invierno entre 1898 y 1899 fue de 138,2 centímetros,
según datos oficiales.

Las dos últimas tormentas han acumulado unos 140 centímetros de
nieve sobre la capital y las autoridades atribuyeron a eso el
colapso de por lo menos 22 techos de casas y edificios.

También las ciudades de Filadelfia, en Pensilvania, Wilmington,
en Delaware, y Baltimore, en Maryland, han registrado los inviernos
más nevados de su historia.

Según la Oficina de Gestión de Personal (OPM, en inglés), la
tormenta ha causado una pérdida diaria de unos 100 millones de
dólares por concepto de pérdida de productividad.