El inicio del invierno, que
tradicionalmente comienza en Guatemala en los primeros días de mayo,
se prolongará este año hasta finales de junio como consecuencia del
cambio climático, lo cual provocará un déficit de lluvias de hasta
un 38 por ciento, informó este miércoles una fuente oficial.

El director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología,
Meteorología e Hidrología (Insivumeh), Edy Sánchez, dijo a
periodistas que según los pronósticos de esa institución, se prevé
que la época de lluvias durante 2010 "disminuya considerablemente".

El inverno, explicó Sánchez, no iniciará este año hasta finales
de junio, y se mantendrá de forma irregular hasta mediados de
octubre.

Eso implica que se generará una reducción de lluvias que rondará
el 38 por ciento, que tendrá un impacto negativo en las cosechas,
principal fuente de alimentación de los guatemaltecos.

La sequía, prevén las autoridades, "tendrá un impacto negativo"
en la seguridad alimentaria de millones de guatemaltecos pobres,
principalmente los habitantes de las zonas rurales del país que para
su subsistencia dependen directamente de los productos agrícolas.

Según Sánchez, la sequía también tendrá efectos en el suministro
de agua, ya que se prevé una reducción en los niveles de las cuencas
hídricas, los nacimientos de agua que surten a las poblaciones y los
ríos.

El presiente Álvaro Colom advirtió ayer que "existen serias
amenazas" de que este año Guatemala sufra los efectos adversos del
cambio climático, lo cual obstaculizará el proceso de seguridad
alimentaria de sus habitantes.

"Existen amenazas de que este año la sequía generará aridez (en
las tierras) y se reducirán las fuentes de agua", señaló.

Para hacer frente a esta situación, el Gobierno lanzó el martes
el Plan Estratégico de Seguridad Alimentaria y Nutricional (PESAN),
que será financiado por la Unión Europea (UE) con 33,8 millones de
euros para los próximos tres años.

A mediados de 2009 varias regiones de Guatemala, en especial el
denominado "corredor seco", en el oriente del país, fueron
seriamente afectadas por una prolongada sequía que provocó la muerte
de al menos 54 niños y perjudicó a 54.000 familias pobres.