Los familiares de los cinco guatemaltecos que murieron en un incendio el pasado sábado en Brooklyn, Nueva York, comenzaron el miércoles el proceso de identificación de los cuerpos calcinados, que tras ser velados juntos en Nueva York serán sepultados en Guatemala.

Los fallecidos fueron Luisa Ordóñez, Agustín Coyoy López, Valerio Cupil Santos, Luis Barreno y Antonio Ixtazuy Mendoza.

Los cadáveres serán repatriados a su país por la Oficina del Gobernador de Nueva York, informó una fuente oficial.

El viceministro guatemalteco de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel Ibarra, explicó  que la Oficina del Gobernador se comunicó con la Cancillería de su país para informales que se harán cargo de la repatriación de los cuerpos de los inmigrantes.

Ibarra dijo que Guatemala aceptó el apoyo de Estados Unidos para repatriar los cadáveres, aunque aclaró que todavía no existe una fecha, porque algunas de las víctimas no tienen documentos.

El funcionario reiteró que el Gobierno guatemalteco se dedicará a atender las necesidades que puedan afrontar los familiares de las víctimas.

Al menos 17 niños quedaron huérfanos con la muerte de los cinco inmigrantes en un incendio en un edificio de apartamentos en Brooklyn, agregó.

Ibarra señaló que la Cancillería elaborará un informe para conocer la situación de los familiares de las víctimas con el fin de gestionar apoyo.

Según el Departamento de Policía de Brooklyn, el guatemalteco Daniel Ignacio, quien fue detenido, se ha declarado culpable del incendio.

A Ignacio, según la Cancillería, una corte del condado de Kings (Nueva York) le acusa de cinco cargos de homicidio y uno de incendiario.

Ignacio confesó a la policía que estaba borracho cuando prendió fuego a un coche de niños que estaba detrás de la puerta principal del edificio del sector de Bensonhurst en Brooklyn, donde también vivía, y aseguró que no fue su intención hacer daño a los residentes.

Ignacio estuvo preso dos años por robo en Nueva York, luego de lo cual fue deportado, por lo que puede ser acusado de reingresar ilegalmente a EE.UU.

“No soy un monstruo, ni necesito compasión de nadie”, dijo el hombre al salir del cuartel de la policía a diferentes medios locales.

Tras causar el incendio, que necesitó de 125 bomberos para combatirlo, el guatemalteco ayudó a salvar vidas, entre éstas la de Josias Chan, de dos años, cuya madre Luisa Ordóñez fue una las víctimas mortales.