Los varones hispanos son el único grupo en EE.UU. que continúa resistiéndose a ir a la Universidad con lo que se ha ampliado la brecha y son más las mujeres que los hombres de esta comunidad que tienen estudios superiores.

El análisis del Consejo Americano de Educación divulgado recientemente muestra la estabilización de la disparidad por género en la educación universitaria, al contar los hombres con los mismos niveles de matriculación y de graduados desde el año 2000.

Esta tendencia revierte la tradicional diferencia que favorecía a las mujeres desde 1978, cuando estas se convirtieron en mayoría en los campus universitarios después de años de discriminación y exclusión, y gracias al impulso del movimiento feminista durante las décadas anteriores.

La entrada de las mujeres en la universidad estadounidense situó las diferencias entre un 55 por ciento y un 45 por ciento en 1990, una distancia que siguió favoreciendo a las primeras hasta alcanzar en 2000 un 57 por ciento de matriculación frente a un 43 por ciento de hombres que entraban a las aulas universitarias.

Pero esos porcentajes se congelaron en esos niveles desde entonces, excepto en el caso de la comunidad hispana que ha visto decrecer el número de hombres desde el curso 1999/2000 hasta el de 2007/2008, de un 45 a un 42 por ciento.

Los hombres hispanos y, sobre todo, los inmigrantes recién llegados al país de 24 años o más jóvenes son el perfil de estudiante con menos posibilidades de conseguir una licenciatura. Sólo lo logra un 10 por ciento de ellos.

Mientras, las mujeres hispanas siguen aumentando su éxito en los estudios superiores desde los años ochenta, al mismo tiempo que el índice masculino de licenciados se mantiene bajo.

La inmigración es el factor clave del rendimiento educativo entre los hispanos, como se demuestra en las diferencias notables entre los logros de hispanos nacidos fuera de Estados Unidos en comparación con los nacidos aquí, según destaca la autora del estudio, Jacqueline King.

Por ejemplo, sólo un 51 por ciento del primer grupo pudo terminar sus estudios de secundaria frente al 81 por ciento del segundo conjunto.

Así, los inmigrantes, que representan uno de cada tres hispanos jóvenes en el país, se enfrentan a una particular desventaja educativa, que sitúa en sólo un 6 por ciento el índice de licenciados hispanos que nació fuera de EE.UU.

En cambio, las mujeres hispanas nacidas en Estados Unidos y que consiguen una licenciatura han alcanzado ya un 18 por ciento, el mismo índice de éxito que las mujeres afroamericanas.

Para King, “aumentar los índices de licenciaturas de los hispanos hombres -y las mujeres- emerge como uno de los más importantes retos a los que se enfrente la educación estadounidense”.