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Rearme, acuerdos militares y tensión entre vecinos

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El presidente venezolano, Hugo Chávez, es quien más uso el término “guerra”, y lo hizo siempre al hablar del acuerdo que desde fines de octubre permite a los militares estadounidenses utilizar bases colombianas.

Compras millonarias de armamento, un polémico acuerdo militar con Estados Unidos y alta tensión entre países vecinos, con espionaje y preparativos bélicos incluidos, hicieron resurgir el miedo a una guerra en América Latina este año.

La temida palabra “guerra” se escuchó en foros regionales y también por radios y televisiones, en una región donde el último conflicto bélico se libró en los años 90 en una zona fronteriza peruano-ecuatoriana conocida como la cordillera del Cóndor.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, es quien más uso ha hecho de ese término, siempre al hablar del acuerdo que desde fines de octubre permite a los militares estadounidenses utilizar bases colombianas, un acuerdo que es visto con preocupación o incluso rechazo por la mayoría de los países sudamericanos.

En agosto, en vísperas de una cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en Bariloche (Argentina), Chávez advirtió de que soplaban “vientos de guerra” en la región, y en noviembre llamó a sus compatriotas a prepararse para la guerra, ante la “amenaza” que a su juicio constituye para Venezuela el acuerdo colombo-estadounidense, cuyo objetivo declarado es combatir a la guerrilla y el narcotráfico.

Ante el revuelo que produjeron sus palabras, sobre todo en Colombia obviamente, Chávez precisó que fue malinterpretado y que en realidad se refería a la máxima latina “si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepara la guerra).

Esa máxima parece estar de plena actualidad en América Latina, y sobre todo en Suramérica, a tenor del aumento del gasto defensivo y de las compras de armamento en mercados de primer nivel que se están produciendo, casi siempre presentadas por los Gobiernos como operaciones de renovación del equipamiento.

El especialista argentino en defensa Ignacio Osacar dijo a la agencia de noticias Efe que renovar equipos significa de hecho “incrementar la capacidad militar” de un país de una manera cualitativa, así que desde ese punto de vista puede decirse que hay un rearme.

Aunque a juicio de Osacar Chile es el país que tiene una política más racional e integrada en cuanto a adquisición de equipos para la defensa, el “proyecto más importante a mediano y largo plazo es el de Brasil, porque implica transferencia de tecnología” para fabricar localmente sistemas aéreos, navales y terrestres.

Hay otros países que están adquiriendo armas como quien va al supermercado sin llevar una lista de lo que le hace falta y se antoja de cosas que no siempre le son útiles, agrega.

Lo que es “fácilmente comprobable” es que ha aumentado el gasto militar en la región, señala.

Hasta Bolivia, uno de los países más pobres de la región, anunció su intención de comprar armas y aviones de China o Rusia, según los medios locales por un monto de 100 millones de dólares, lo que puso en alerta a su vecino Paraguay.

El presidente peruano, Alan García, cuyo país tiene planteada una demanda en la Corte Internacional de Justicia por los límites marítimos con Chile que ha tensado las relaciones bilaterales, ha lanzado una propuesta para limitar los gastos militares y para construir una cultura de paz en Latinoamérica.

Solo los doce países miembros de Unasur gastaron en los últimos cinco años 23.000 millones de dólares en armamento y tienen comprometidos 25.000 millones adicionales para este quinquenio, según las cifras que manejan los promotores de esta cruzada contra el armamentismo que incluye la firma de un acuerdo de paz y no agresión por parte de los países suramericanos.

“No creo que nadie en su sano juicio quiera un conflicto bélico en la región, por más mente militar que tenga”, opina Ignacio Osacar, coordinador de la Comisión de Defensa del Centro de Estudios Nueva Mayoría de Argentina.

En cuanto al acuerdo Colombia y Estados Unidos para un uso compartido de las bases militares, el especialista opina que la preocupación venezolana viene por el miedo de Chávez a que se repita el caso de Irak, pero opinó que Venezuela no es el objetivo.

“Yo creo que para Estados Unidos la preocupación es básicamente el Canal de Panamá, el proteger ese estratégico cruce entre el Pacífico y el Atlántico de cualquier fuerza convencional o terrorista”, subrayó.

Aviones que vuelan a 800 kilómetros por hora pueden estar en minutos en el canal si despegan desde las bases del norte de Colombia, concluyó.

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