El despuntar del siglo veintiuno, ha traído a la región suramericana, una serie de hechos políticos y económicos como nunca antes sucedían en esta región. De la mano de la estabilidad democrática, cada día se afinca más el compromiso reiterativo de sus gobernantes de hacer prevalecer a toda costa, los mecanismos democráticos, para consolidar la estabilidad política como piedra angular de la estabilidad económica y por esta senda alcanzar la tan anhelada integración regional.

El proceso de integración europea es un buen referente de los que está sucediendo en las latitudes suramericanas: La Comunidad Económica Europea, emerge como un mecanismo de desarrollo económico, después de la devastadora experiencia de la segunda guerra mundial. El primer paso en firme se da con el tratado de Roma de 1.957 que suscribieron: Francia, Italia, Alemania Occidental, Bélgica, Holanda y Luxemburgo con la finalidad de crear un mercado común y concertar  políticas comunes para el campo, mano de obra y el transporte. Esta primera semilla, se multiplica con el tiempo en otras decisiones de singular trascendencia: En 1.959 con la creación del Banco europeo de inversiones; en 1979 con la creación del sistema monetario europeo y la elección del parlamento europeo por sufragio directo; en 1983 con la firma de la declaración de la Unión Europea; en 1.998 con la creación del Banco Central Europeo y la implantación oficial del EURO como moneda de transacción común.

Hoy Europa, desde España hasta las fronteras rusas y desde el Mediterráneo hasta Los países nórdicos, hablan un "leguaje" común y se consolida cada día más la integración, económica, política y social, para crear la base de una gran nación en el lejano futuro. El símbolo de la solidez económica europea, el EURO se fortalece, a la par que el hasta hoy omnipotente  Dólar se desmorona.

Volvamos a la realidad Suramericana: El concepto de democracia, como respeto a las decisiones de las urnas, se ha venido consolidando, en contravía de los golpes de Estado que proliferaron en el siglo veinte. El espectro político enriquecido por las decisiones tomadas y respetadas de los distintos pueblos, se ha diversificado: hay gobiernos de derecha, de centro, de izquierda, en proceso de solidificar el respeto por sus diferencias ideológicas, aún con grandes dificultades, propias de la juventud de estas naciones.  De la mano del Brasil, como potencia regional, y catalogada como la decima economía del  mundo, en la primera década del tercer milenio, Suramérica, comienza a andar el mismo camino de la Comunidad Europea. El eje de la fuerza económica es el Mercosur, que vió la luz en el tratado de Asunción de 1.991, como unión aduanera  y que suscribieron: Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay . En 2.006, Venezuela firma el protocolo de adhesión como Estado parte ; a 2.009, ya fue aprobado su ingreso por los parlamentos de Argentina y Uruguay. Se gestiona en el congreso del Brasil su aprobación final; La semana anterior fue aprobada la admisión de Venezuela por la Comisión de Relaciones exteriores del Senado brasileño y se da por descontado su aprobación en la plenaria del senado dada la mayoría de la bancada "Lulista" en el poder. Con el ingreso de Venezuela, se integran las tres economías más fuertes de la región: Brasil, Argentina y Venezuela, con un mercado de 400 millones de personas.  Los Estados con estatus de Asociados, como Colombia, Perú, Chile, Bolivia, Ecuador, paulatinamente irán incrementando sus relaciones económicas, atraídos por este potente imán, llamado Mercosur.

Otra decisión económica trascendental, es la creación del Banco del Sur, cuya constitución se firmó el 26 de Septiembre de 2.009, con un capital inicial de  20.000 millones de dólares, aportados por las naciones suscribientes: Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Ecuador, Bolivia; Chile actúa como observador. Será una fuente alterna de financiación para los países suramericanos, en competencia con el Banco Mundial, el banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional; en el protocolo de constitución se aprobó la creación de una moneda común en un plazo de cinco años; mientras esto ocurre, se abrió paso el mecanismo de realizar transacciones comerciales en moneda local, ya en marcha con Argentina y Brasil.

En el campo político las decisiones han estado a la par: La constitución de UNASUR -Unión de Naciones del Sur,  que aglutina a todos los países de Suramérica, se firmó finalmente el 23 de Mayo de 2.008 en Brasilia y su  objetivo fundamental es crear un espacio de integración consensuada, en los ejes políticos, económicos, culturales, sociales para fortalecer la participación y la democracia. Son miembros activos de UNASUR: Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Guyana y Surinam. En su corta existencia ha desplegado su acción para buscar soluciones a crisis políticas en algunos Estados y entre Estados, propios de la confrontación ideológica por la diversidad de perfiles y matices de sus gobiernos.

El Grupo de Rio, organismo internacional, que agrupa a jefes de Estado de Suramérica y el Caribe, cuya constitución se firmó en Rio de Janeiro, el 18 de Diciembre de 1.986, es otro mecanismo de integración política que ha jugado papel importante en el manejo de algunas crisis regionales, empujado por la fuerza de los consensos que ha logrado últimamente.

En el plano de la movilidad de personas, existe el compromiso político de lograr la libre movilidad tanto en el campo laboral, como en el turístico. El mecanismo del visado previo para los nacionales de los países suramericanos, se ha venido eliminando paulatinamente.

Iniciativas regionales como la Comunidad Andina y El ALBA, serán finalmente absorbidas por la dinámica y fortaleza del MERCOSUR, considerado hoy como el tercer bloque comercial más exitoso del planeta, con transacciones del orden de los 150.000 millones de dólares.

La Comunidad Europea, se ha venido forjando durante los últimos 50 años, comenzando por la integración comercial y avanzando hacia la integración financiera, política y social, con un horizonte utópico: Constituir una sola nación europea.

La experiencia suramericana, con solo 18 años y en plena juventud, ha marchado en la misma dirección, con dificultades pero con logros evidentes, iniciando por la integración aduanera y comercial hasta tener hoy signos fuertes de integración económica, financiera, política y social, producto de la madurez democrática de nuestras naciones y la voluntad política de sus dirigentes.

La Comunidad Suramericana, en el largo plazo dejará de ser utopía, para convertirse en una realidad actuante en el panorama internacional, rompiendo barreras internas como conjuras externas previsibles.