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Batalla de salud se traslada al Senado

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La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó por primera vez en la historia del país un proyecto de ley que pretende establecer un sistema de salud casi universal y cuyo futuro depende ahora del Senado.

Pese a la amplia mayoría de los demócratas en esa Cámara, el resultado fue muy ajustado, ya que el proyecto recibió 220 votos a favor, tan sólo dos más que los necesarios.

Votaron en contra 176 republicanos -sólo uno lo apoyó-, así como 39 demócratas de orientación moderada, la mayoría de distritos conservadores del sur del país.

"El proyecto está aprobado", dijo con una gran sonrisa la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, tras anunciar el resultado, entre los aplausos y los gritos de júbilo de los demócratas.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, telefoneó inmediatamente a Pelosi y los otros líderes de la Cámara Baja para felicitarles.

Para Obama, el resultado es una victoria muy importante, pues se ha marcado como una de la prioridades de su presidencia la aprobación de la reforma del sistema de salud con la que soñaron sus predecesores demócratas en el cargo, pero nunca lograron.

"Esta noche, en un voto histórico, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que finalmente hará realidad la promesa de un cuidado de la salud de calidad y asequible para los estadounidenses", dijo el presidente en un comunicado.

La votación tuvo lugar el sábado en torno de las 23.00 de la noche, hora local, (05:00 GMT del domingo) tras una sesión extraordinaria que duró 14 horas.

La pelota pasa ahora al Senado, que tendrá que aprobar su propia versión de la reforma. Posteriormente, ambos textos deberán ser armonizados y las dos cámaras tendrán que pronunciarse sobre ese documento final.

Obama dijo tener confianza en poder firmar la reforma definitiva "para finales de este año".

Por su parte, Michael Steele, presidente del Comité Nacional Republicano, dijo que el proyecto de ley aprobado por la Cámara es un "experimento" que aumentará "los gastos en salud de las familias, el déficit, los impuestos que pagan las pequeñas empresas y la clase media, y recortará Medicare", el programa de salud para los ancianos.

La propuesta, de casi 2.000 páginas, prevé extender la cobertura a 36 millones de estadounidenses sin seguro de salud, de los más de 46 millones que carecían de él en 2008, según los últimos datos de la Oficina del Censo.

Eso significa que si el proyecto llega a convertirse en ley el 96 por ciento de los estadounidenses tendrá cuidado médico asegurado, una cifra no alcanzada nunca.

Los ciudadanos estarían obligados a pagar las mensualidades a aseguradoras privadas o a un plan público nuevo, con la ayuda de subsidios, so pena de multas.

El proyecto prohíbe además a las aseguradoras privadas negarse a extender una nueva póliza a personas que sufren alguna enfermedad.

Ése es un punto fundamental para los demócratas, debido a que actualmente la mayoría de los estadounidenses que contraen una dolencia grave cuando están sin seguro, porque han perdido su trabajo, por ejemplo, no pueden contratar uno a un precio razonable.

La propuesta legislativa conlleva un coste de más de un billón de dólares durante 10 años, pero los demócratas mantienen que ese gasto serán totalmente compensado con una subida de impuestos a los ricos, la reducción de algunas exenciones fiscales para grandes empresas y una tasa sobre los aparatos médicos, entre otras medidas.

Obama se empeñó personalmente en empujar el fiel de la balanza en favor del proyecto durante una visita a los demócratas en el Capitolio el sábado, en la que les recordó que "una oportunidad como ésta sólo llega quizá una vez en una generación", según declaró posteriormente.

Durante el debate los republicanos reiteraron su oposición al proyecto por su coste y porque supone una ampliación del alcance de la mano pública en la economía.

El legislador Charles Boustany sacó a colación que es cardiólogo para decir con autoridad que el proyecto "supone la toma de control, equivocada e irresponsable, del cuidado médico por parte del gobierno".

Y John Boehner, el líder de los republicanos, recalcó que obligar a los ciudadanos a pagar por un seguro de salud, so pena de multa, es "inconstitucional".

Desde hoy la batalla entre los dos partidos se traslada al Senado. 

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