El Gobierno de Colombia calificó el miércoles como
"grave" la situación de orden público en Venezuela y pidió calmar
los ánimos para evitar que las relaciones entre los dos países
continúen deteriorándose.

Las autoridades colombianas admitían así, por primera vez, su
preocupación por la situación de seguridad en el país vecino, donde
un "elevado número de colombianos", según el canciller Jaime
Bermúdez, ha perdido la vida en hechos violentos las últimas
semanas.

Tras una reunión con los comités de Asuntos Exteriores del Senado
y la Cámara de Representantes, Bermúdez leyó un comunicado ante la
prensa en el que también tildó de "suma gravedad" las hipótesis que
baraja el Gobierno del presidente venezolano, Hugo Chávez, que culpa
a paramilitares de esas muertes.

La crisis binacional ha tenido como nuevos ingredientes la
matanza de diez colombianos que habían sido secuestrados el 11 de
octubre en el estado venezolano de Táchira, fronterizo con Colombia,
y cuyos cadáveres aparecieron 14 días después, así como las
denuncias de Caracas sobre un supuesto espionaje tramado desde la
central de inteligencia en Bogotá.

Venezuela atribuye esa matanza a enfrentamientos entre grupos
paramilitares, a los que también responsabilizó del asesinato, el
pasado lunes, de dos miembros de la Guardia Nacional (GN) venezolana
en el mismo estado limítrofe.

En la nota leída por jefe de la diplomacia, el Gobierno de
Colombia advierte que "en relación con los casos de asesinatos de
colombianos en Venezuela, cualquier hipótesis es de suma gravedad".

"Algunas voces, en ese país, pretenden sugerir que por tratarse
de presuntos integrantes de los mal llamados grupos paramilitares,
existiría algún tipo de justificación para lo ocurrido", dijo el
ministro, al observar que la acción del Estado debe ser "igual de
contundente", trátese de quien se trate la víctima, y "sin que haya
espacios a prejuzgamiento político".

Al mismo tiempo, Colombia repudió el asesinato el lunes de los
militares venezolanos, lo que provocó que Caracas ordenara el martes
el cierre por unas horas de los pasos fronterizos entre Táchira y la
región colombiana del Norte de Santander por motivos de seguridad.

El derrotero que están tomando las relaciones entre Bogotá y
Caracas distan del acercamiento que se está propiciando entre
Colombia y Ecuador.

Bermúdez realizó el martes una visita a Ecuador, donde se reunió
con su homólogo Fander Falconí, con la mira puesta es restaurar los
lazos diplomáticos rotos en marzo de 2008.

Esta fue la tercera reunión de ambos cargos desde septiembre
pasado y se celebró en la localidad ecuatoriana de Cotacachi.

El ministro colombiano confesó allí a los periodistas que la
agenda de su país con Venezuela tiene "temas sensibles" y
"consideraciones muy importantes", pero aún así existe el propósito
de lograr una mejor relación.

El gobernador de Santander y ex candidato presidencial, Horacio
Serpa, invitó hoy a Chávez a reunirse con su par colombiano, Álvaro
Uribe, en esa región del nordeste de Colombia para zanjar la crisis
diplomática y comercial que se ha recrudecido en la última semana.

"Es imperioso que los dos mandatarios restablezcan el diálogo y
retomen las relaciones con franqueza y transparencia", dijo Serpa en
una columna en el diario El Nuevo Siglo, de Bogotá.

El ex gobernante colombiano Ernesto Samper coincidió hoy en la
necesidad de hacer esfuerzos para abrir canales de comunicación
entre los dos jefes de Estado, al considerar que hay una "situación
de preguerra" con Venezuela por el mal manejo que se ha dado al
acuerdo firmado con EE.UU. sobre el uso de bases militares.

Las disputas entre Bogotá y Caracas se han venido deteriorando
desde agosto pasado, cuando Chávez decidió congelar las relaciones
diplomáticas y cortar el comercio con Colombia, país que tiene a
Venezuela como su segundo socio, después de Estados Unidos.

El presidente venezolano respondió así a la decisión de Bogotá de
negociar un acuerdo militar con Washington, firmado el pasado
viernes y que permitirá el acceso de tropas estadounidenses a por lo
menos siete bases colombianas para la lucha contra el narcotráfico y
el terrorismo.

Con la divulgación el martes del texto del acuerdo, el Ejecutivo
colombiano trató de disipar las dudas y críticas de los sectores de
oposición dentro y fuera del Parlamento del país, que se ha dividido
entre los que creen que el pacto debió ser sometido a la aprobación
del Legislativo y quienes consideran que era sólo decisión del
Gobierno.

"Es una burla para el Congreso y los colombianos pasar un
documento para efectos informativos", declaró el senador
izquierdista Jorge Guevara, quien consideró que este malestar se ha
extendido a países como Uruguay, Brasil, Chile, Venezuela y Ecuador.