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Ex indocumentado ayuda a otros inmigrantes

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El peruano Marcos Achamizo, que vivió
diez años como indocumentado, se dedicado ahora, desde su retiro
tras trabajar para el Ejército, a ayudar a otros inmigrantes en
Nueva Jersey con problemas similares a los que él sufrió.

Achamizo recuerda con precisión el 13 de diciembre de 1969,
cuando a sus 27 años llegó a Nueva York desde su Lima natal.

Llevaba 50 dólares en el bolsillo y no tenía donde vivir, pero sí
el objetivo de tener una vida mejor, que comenzó, como casi todo
inmigrante, trabajando como mesero, lavaplatos, obrero y en todo
tipo de empleo para sobrevivir.

En 1972 se trasladó con un amigo a vivir a Perth Amboy (Nueva
Jersey), donde aún tiene su residencia.

"Me fue bastante terrible, diez años miserables", dijo a Efe
Achamizo al recordar sus años como indocumentado, quien tras sufrir
un grave accidente y sin saber inglés decidió que la educación era
el mejor medio para mejorar su vida.

"Me dije 'esto no es para mi, tengo que hacer algo' y la única
solución era estudiar. A los 37 años decidí ir a la universidad y me
gradué a los 43 años", señaló Achamizo, quien se matriculó en el
Middlesex County College, del condado de Edison en Nueva Jersey
donde estuvo tres años.

Cuando se trasladó a la Universidad de Rutgers tuvo que superar
otro problema para cumplir su meta, pero no se dio por vencido.

"Me botaron porque descubrieron que era ilegal", comentó
Achamizo, quien se casó con una ciudadana y aunque obtuvo su
residencia legal en seis meses, el encargado de su admisión en la
universidad rechazó aceptarle nuevamente.

"Me dijo que yo nunca podría estudiar allí. Me hizo perder un
año. Un día le dije 'déme todos mis papeles, ya yo no quiero entrar
a esta universidad. Me los dio y me dijo adiós", recuerda hoy este
peruano, que trabajó a tiempo completo siete días a la semana como
guardia de seguridad para sostener su familia y estudiar de noche.

Sin embargo, Achamizo se dirigió a la oficina del director de
Admisiones, quien al escuchar sobre el problema, miró su expediente
y al comprobar su buen récord académico, dio visto bueno a su
reingreso a la universidad.

Finalmente terminó sus estudios en 1986 y comenzó a trabajar para
el Ejército en el desarrollo de proyectos de comunicación militar de
tipo secreto en el Fuerte Monmouth de Nueva Jersey.

"Cuando solicité al Ejército, la persona que me entrevistó había
sacado sólo diez minutos para atenderme porque, según me dijo luego,
ya tenía su candidato al puesto", señaló.

"Ese día él me miraba hasta que me preguntó cómo una persona de
43 años pudo graduarse sin tener quién le ayudara, sin hablar bien
inglés. Le pregunté si tenía tiempo para escuchar mi historia y nos
quedamos conversando como dos horas", recordó además Achamizo, que
se retiró este año, después de 22 en el cargo.

Achamizo, de 67 años, dedica ahora su tiempo a ayudar a
inmigrantes que sufren lo que él vivió cuando llegó a Estados
Unidos, además de dar tutorías en matemáticas a estudiantes,
acompañar a otros a registrarse y resolver problemas en las
universidades y dar consejos, todo de forma gratuita.

"Viví diez años de ilegal y pasé de todo lo que los
indocumentados pasan. Tuve la valentía de estudiar, trabajar y me
fue bien. Mi hijo ya es grande. Estoy divorciado, ya no tengo carga.
No quiero nada para mí, así es que me dedico a ayudar a otros",
señaló.

Achamizo ha colocado su historia como inmigrante, acompañado de
fotos, así como su correo electrónico y el número de su móvil en la
página www.geocities.com/achamizo.

De esa forma, fue referido por una persona en la ciudad de
Paterson a los inmigrantes guatemaltecos Julián López, Javier Chitop
y Víctor Méndez, obreros de construcción, a los que su patrono debía
unos 12.000 dólares en salarios.

Luego de reunirse con éstos en octubre de 2008 y recopilar los
datos necesarios, presentó el caso por escrito al Departamento del
Trabajo de Nueva Jersey, que luego de un año de intercambio de
cartas, finalmente les citó para el pasado 14 de septiembre.

"Creí que los muchachos no iban a ir porque son indocumentados
pero son valientes y nos presentamos. Después de un careo frente a
la jueza (Silvia Farley) ésta determinó que el patrono les tenía que
pagar" en un plazo de 45 días, comentó con satisfacción Achamizo.

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