El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula
da Silva, recibió el miércoles a su homólogo salvadoreño, Mauricio Funes, a
quien ofreció cooperación para que su país sea "un actor de peso" en
la "revolución energética" que supone el etanol de caña de azúcar.

El Salvador, como país productor de caña, "tiene todas las
condiciones para convertirse en un relevante exportador de etanol
hacia Estados Unidos" y Brasil puede colaborar, dotando a esa nación
centroamericana de la tecnología necesaria, declaró Lula.

Según el presidente brasileño, El Salvador y el resto de los
países de Centroamérica tienen "una localización privilegiada" que
les otorga la condición de "puente entre continentes" y también
entre Estados Unidos y Suramérica.

En ese marco, recordó que Brasil insiste en que es necesario que
se llegue "lo más rápido posible" a un acuerdo de asociación entre
el Mercosur y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), que
tiene tratados de libre comercio con Estados Unidos y es así "una
puerta ideal" para el comercio suramericano.

El Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y el bloque
centroamericano (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá,
Honduras, Nicaragua, con República Dominicana como país asociado)
negocian desde 2004 un acuerdo de asociación que aún no ha podido
ser concretado.

Tanto Lula como Funes se comprometieron a darle el empuje debido,
a fin de que "pueda ser realidad" en un breve plazo, apuntó el jefe
de Estado brasileño.

Funes, por su parte, dijo que El Salvador está abierto a todo
tipo de sociedad con Brasil y además dispuesto a ejercer ese papel
en relación al mercado estadounidense.

"Hemos venido a construir una sociedad que puede ser la puerta de
entrada a Estados Unidos, así como a los mercados más reducidos de
América Central y del Caribe, con los que también tenemos acuerdos
de libre comercio", subrayó el presidente salvadoreño.

"No pedimos ayuda", señaló Funes, quien apuntó que aunque El
Salvador sea "el país más pequeño de América Latina", aspira a
construir una "real sociedad" con Brasil.

Lula también ofreció explorar las posibilidades que existen para
fomentar la inversión de empresas brasileñas en El Salvador, así
como buscar alternativas para "intentar equilibrar" el comercio
bilateral, que en 2008 sumó 252,8 millones de dólares, de los cuales
249,3 millones correspondieron a exportaciones brasileñas.

Ambos presidentes volvieron a expresar su condena al golpe que el
pasado 28 de junio desalojó del poder al presidente de Honduras,
Manuel Zelaya, y exigieron que sea "inmediatamente" restituido en el
cargo.

"El golpe es un retroceso inaceptable y los golpistas tienen que
entender que la voluntad de los pueblos es soberana", declaró Lula,
quien agregó que "Brasil, El Salvador, el Mercosur, la Unasur y la
OEA" no reconocerán el resultado de las elecciones que convocó para
el próximo 29 de noviembre "el Gobierno de facto hondureño".

Lula y Funes valoraron las medidas anunciadas recientemente por
el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, contra el Gobierno
hondureño que preside Roberto Micheletti, nombrado por el Congreso
en lugar de Zelaya.

Según el presidente brasileño, esas medidas, que implican hasta
la suspensión de acuerdos de supresión de visados, "son bienvenidas
y significan que Estados Unidos se sumó a la posición regional".

Durante el encuentro hubo varios guiños de afecto entre Lula y
Funes, quienes aclararon que se conocen "desde hace años" a través
de la brasileña Vanda Pignato, esposa del presidente salvadoreño y
antigua militante del Partido de los Trabajadores (PT).

Funes concluirá su visita a Brasil mañana en la ciudad de Sao
Paulo, el corazón financiero e industrial del país, donde tendrá un
encuentro con directivos de la Federación de Industrias del Estado
de Sao Paulo (Fiesp), que agrupa a cerca de 150.000 empresas de
todos los sectores productivos.