Los inmigrantes latinos en el condado
de Suffolk, en Nueva York, son objeto de ataques violentos,
hostigamiento y abusos motivados por un clima anti-inmigrante,
sustentado por líderes de la comunidad y prácticas policiacas, según
un estudio difundido el miércoles.

El reporte "Clima de terror: inmigrantes latinos en el condado de
Suffolk, Nueva York" fue realizado por el Southern Poverty Law
Center y documenta con entrevistas a residentes legales e
indocumentados, organizaciones comunitarias y religiosos, numerosos
delitos contra latinos motivados por el odio racial.

Asimismo el estudio, que comenzó tras el asesinato en noviembre
pasado del ecuatoriano Marcelo Lucero, describe el clima volátil y
anti-inmigrante que prevalece en Suffolk que hace que los
inmigrantes tengan miedo y opten por no reportar los delitos en su
contra.

Otros lo han reportado pero, según los inmigrantes, la policía ha
mostrado poco interés en investigar.

"Los inmigrantes latinos en el condado de Suffolk viven con
miedo", asegura el informe, que destaca que el clima hostil data de
al menos hace diez años, cuando se fundó la organización "Sachem
Quality of Life (SQL)", un grupo anti-inmigrante que se dedicó a
diseminar información falsa de que estos eran los responsables de
ataques sexuales, robos y otros delitos graves en el condado.

El grupo avivó el prejuicio al referirse a los inmigrantes
hispanos como "terroristas" y calificando de "traidores" a quienes
defienden sus derechos, señala el informe, presentado hoy durante
una conferencia de prensa en Suffolk.

"Por diez años, líderes políticos y activistas antiinmigrantes de
Suffolk han satanizado a los inmigrantes latinos mientras la policía
actúa con indiferencia ante sus denuncias", afirmó Mark Potok,
director del Southern Poverty Law Center y autor del informe.

"Por lo tanto, a nadie sorprende que con regularidad los latinos
sean objetivo de ataques y hostigamientos", dijo y aseguró que el
asesinato de Lucero no fue un delito aislado motivado por el odio,
"sino parte de un extenso patrón de ataques violentos contra
latinos".

Lucero fue atacado por un grupo de siete adolescentes -que habían
salido a 'buscar mexicanos' según su declaración policial posterior-
mientras caminaba cerca de una estación del tren en la localidad de
Patchoque en el condado de Suffolk, y uno de ellos le apuñaló en el
pecho, causándole la muerte.

Luego de su asesinato, y tras reconocer a los menores de edad que
atacaron a Lucero, varios inmigrantes denunciaron que también habían
sido objeto de ataques y asaltos.

La organización Justicia Urbana (Fondo Puertorriqueño para la
Defensa Legal y Educativa) recopiló las declaraciones y pidió la
intervención del Departamento de Justicia de EEUU, lo que llevó a
que el FBI iniciara una investigación.

De acuerdo con Potok, lo que la investigación arrojó "es
aterrador" ya que los latinos son frecuentemente hostigados,
insultados, pateados, golpeados con puños, bates, asaltados a punta
de cuchillo, escupidos y se les lanzan objetos desde los vehículos,
como latas de cerveza o de refresco llenas y otros proyectiles.

El más reciente incidente de odio racial ocurrió ayer en
Patchoque, donde desconocidos rompieron ventanas para entrar a la
Iglesia Evangélica Refugio de Salvación, y dejaron varias notas con
mensajes anti-hispanos, en el altar.

El estudio señala que mientras eso ocurre, los líderes políticos
en el condado han hecho muy poco para desanimar el racismo e
incluso, algunos han avivado las llamas, como el jefe del condado,
Steve Levy, -el oficial de mas alto rango en Suffolk- quien ha
adoptado políticas públicas hostiles contra los indocumentados, un
tema central en su administración desde que llegó al cargo en 2003.

Levy se ha referido a los inmigrantes como "comunistas" y
"anarquistas".

Otros han ido más lejos con declaraciones, como la que hizo en
2001 en una audiencia pública el legislador republicano Michael
D'Andre, de que si viera un incremento de jornaleros hispanos en su
pueblo "saldremos con nuestros bates", de lo que luego tuvo que
retractarse.

En marzo de 2007, el también legislador del condado Elie Mystal,
señaló que si los trabajadores latinos estuvieran en espera de
trabajo en las esquinas de las calles de su localidad, Amityville,
"cargaría mi pistola y comenzaría a disparar, y punto".

"Vivimos con el miedo de que algo nos va a pasar si salimos de
nuestros hogares", dijo a los investigadores un inmigrante mexicano,
que sólo quiso ser identificado como Luis.

Sara Reynolds, una de las investigadoras, comentó a Efe que "lo
más importante y preocupante (del estudio) es que hay un nivel muy
alto de violencia contra la comunidad inmigrante" y agregó que
esperan que los resultados "arrojen un poco de luz y pongan la
situación en el ojo público".

"La policía no está poniendo atención a los casos y eso es muy
serio", afirmó.

El estudio hace varias recomendaciones entre ellas presionar a la
policía para que tome más en serio este tipo de crímenes, que debe
llevarse a cabo una campaña en las escuelas sobre la diversidad y la
necesidad de una reforma migratoria comprensiva.