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William Ospina, uno de los futuros iconos de las letras

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El escritor, poeta y ensayista colombiano William Ospina, quien recibió el pasado domingo en Caracas el Premio Rómulo Gallegos por su novela “El país de la canela”, es considerado como uno de los más brillantes autores del “post-boom” de la literatura latinoamericana de las décadas de 1960 y 1970.

Ospina, de 55 años, quien desertó de la facultad de derecho y ciencias políticas en Cali para adentrarse en el periodismo y en la escritura, es actualmente el padre de cerca de una docena y media de títulos de poesía, ensayo y novela histórica.

Algunos críticos señalan que la andadura literaria de Ospina le han convertido en el digno sucesor de su amigo, el premio Nobel de Literatura de 1982, Gabriel García Márquez.

Ospina fue uno de los pocos escogidos por el autor de “Cien años de soledad” para que leyera sus memorias, tituladas “Vivir para contarla”, antes de su publicación.

Fue el mismo García Márquez quien consideró, en 2005, que “Ursúa”, la primera novela de Ospina, fue “el mejor libro del año”.

Con una apariencia de intelectual universitario de izquierda, cabello largo bien peinado y recogido en cola de caballo, gafas redondas y dueño de una mirada penetrante, Ospina recoge en sus últimas novelas, la premiada y la antecesora “Ursúa”, los primeros pasos de la gesta colonizadora de España en tierras caribeñas, andinas y amazónicas.

Ospina recordaba hace poco en un reportaje que después de que su familia tuvo que salir de su natal Padua (departamento del Tolima, al sur de Colombia) por la violencia partidista, y después de trasegar y vivir en Manizales, Pereira, Fresno, Herveo y finalmente en Cali, fue en esa ciudad del suroeste colombiano en la descubrió lo que quería hacer siempre.

En Cali, reveló, “establecí relación con personas decisivas en mi formación intelectual y de escritor. Los más importantes, Estanislao Zuleta y Mario Flórez”.

Fue Florez quien “insistió hasta el cansancio para que le mostrara los primeros poemas, escritos con urgencia creativa, pero acumulados al desgaire, sin ánimo de trascendencia. Cumplida la lectura, el dictamen de Mario fue concluyente: ¡Dedíquese a escribir, porque creo que usted no sirve para otra cosa!”, señaló el mismo Ospina.

Y a eso se ha dedicado desde entonces, hace ya algunas décadas.

En 1982 obtuvo el Premio Nacional de Poesía del Instituto Colombiano de Cultura y desde ese año ha publicado siete libros de ensayos, “Aurelio Arturo”, en 1991; “Es tarde para el hombre, 1994”; “Esos extraños prófugos de Occidente”, 1994; “Los dones y los méritos”, 1995; “Un álgebra embrujada”, 1996; “¿Dónde está la franja amarilla?”, 1997, y “Las auroras de sangre”, 1999.

En 2003 recibió el Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada de Casa de las Américas.

Ospina es un estudioso de la historia americana y un analista concienzudo de la realidad en su país y del continente.

Pero, simultáneamente a sus ensayos, publicó por los mismos años cuatro títulos poéticos. “Hilo de arena”, 1986; “La luna del dragón”, 1992; “El país del viento”, 1992, y “¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua?”, en 1995.

En 2005 colocó en vitrinas de las librerías “Ursúa”, su primera novela, con la que abrió la trilogía sobre la conquista americana y el descubrimiento del río Amazonas.

Tras “El país de la canela”, Ospina conoce hace tiempo la ruta que desembocará en “La serpiente sin ojos”, para concluir esa serie de novelas históricas.

No en vano el periodista Guillermo Pérez Florez señalaba también hace algún tiempo que, sin duda alguna, “Ospina es uno de los grandes de América Latina y de las letras castellanas”.

“Hay que decirlo, y habrá que volver a decirlo en el futuro, porque William poco a poco ha ido convirtiéndose en un referente imprescindible de ese mundo diverso que es La Mancha, entendida ésta como el espacio común ecuménico de los hispanoparlantes”, recalcaba Pérez Florez en su momento.

William Ospina, subrayaba Pérez Flórez, es “un icono, como lo fueron y lo siguen siendo García Márquez, (Mario) Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti y Julio Cortázar, entre otros”.

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