La costumbre de echar la siesta parece
que no es exclusiva de la cultura mediterránea y latina ya que,
según revela un estudio del Centro Pew, un tercio de los
estadounidenses adultos también se suman a esta saludable tradición.

Los hábitos varían según los grupos demográficos, ya que unos
-sobre todo los mayores- son más dados que otros, pero los jóvenes
también la practican.

La mitad de los mayores de 80 años duermen siesta mientras que un
tercio de los jóvenes entre 18 y 19 años consultados dijeron que
seguían esta práctica.

El estudio revela que son más los hombres que duermen siesta que
las mujeres.

En concreto, el 38 por ciento de los hombres, frente al 31 por
ciento de las mujeres reconocieron haber caído en las redes del
sueño reparador durante las 24 horas previas a la encuesta.

La proporción aumenta si la pregunta se hace entre los que están
en sus cincuenta.

El 41 por ciento de los hombres de 50 años o más reconoce que
echó un sueñecito durante el día para descansar frente al 28 por
ciento de las mujeres.

Por debajo de esta franja de edad la diferencia se reduce pero
aún así los hombres (35 por ciento), siguen ganando a las mujeres
(34 por ciento).

Los hábitos también cambian según la raza de los entrevistados.
Así, la mitad de los hombres afroamericanos encuestados dijeron que
dormían siesta en comparación con un tercio de los blancos y de los
hispanos, que dijeron que tenían este hábito.

Otro de los factores que intervienen es el nivel de ingresos ya
que, según indica el Pew, el 42 por ciento de los adultos
consultados con unos ingresos de unos 30.000 dólares respondieron
que tienen esta costumbre, mientras que la respuesta iba cambiando a
medida que ascendía el nivel de ingresos.

El Pew analizó las respuestas de una muestra de 1.488 adultos a
los que se les preguntó sobre sus actividades en la vida cotidiana
como conducir un coche, hacer ejercicio, ir de compras, ver
televisión, usar internet, jugar y dormir la siesta.

Estudios como el publicado por el doctor Androniki Naska, de la
Escuela de Medicina de la Universidad de Atenas han constatado que
la siesta, costumbre ancestral en países mediterráneos y América
Latina, ayuda a combatir el peligro de enfermedades cardíacas.

Sin embargo, según el Pew, los resultados de la encuesta
encontraron relación entre las personas que dijeron que tenían
problemas para dormir y las que afirmaron que echaban la siesta.