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"Aquí es un México y es el corazón del barrio mexicano"

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La taquería la Veracruzana y La Veracruzana Grocery están ubicadas sobre la avenida Washington entre las calles 9 y 10, en la tienda venden productos importados de México, camisetas de fútbol, artesanías, entre otras cosas..

“Nos conocen cómo el corazón del barrio mexicano, porque aquí, con un gran sacrificio comenzó todo”, dijo María Crisantos dueña de la tienda y taquería “La Veracruzana” ubicada en la avenida Washington entre las calles nueve y diez.

“Los clientes dicen que es un México aquí”, dijo Crisantos en la tienda que vende todo tipo de productos de su país y Centroamérica.

La intersección de la calle Washington y la nueve está forrada de negocios mexicanos, pero no siempre fue así. Casi una década atrás a Crisantos le daba hasta gusto y emoción cuando encontraba a un paisano mexicano porque no era común ver a uno,  mucho menos poder encontrar dulces mexicanos o los ingredientes con los que se hacían tamales y atole allá en la tierra que con tanta nostalgia se dejó.

Crisantos llegó hace 16 años a Filadelfia y ya establecida comenzó a vender tamales y atole entre los pocos mexicanos que habían.

“Cuando recién llegué comencé a trabajar como mesera con un turno de 12 horas en un restaurante coreano, ganaba $275 a la quincena y todo era ahorrar y ahorrar, al igual que mi esposo, mi hermana Patricia y mi cuñado Martín. Y así lo hicimos durante cinco años hasta que por fin logramos reunir el dinero para abrir un negocio”, recordó Corisantos, originaria de Puebla.

Crisantos y su esposo vivían en la calle Broad y caminaban diariamente por la Washington para ir a la nueve a comprar carne, y siempre miraban el local que ahora tienen y pensaban que era el perfecto para su negocio.

“Una señora colombiana no lo ofreció porque ya estaba enfermita”, dijo Crisantos.

Entonces la travesía comenzó y Crisantos junto con su familia abrió el negocio de productos mexicanos con la preocupación de que no hubieran suficientes compatriotas.

Crisantos y su familia desde el principio lo han abierto de 7 a.m. a 12 a.m., los siete días de la semana sin descanso, pero al principio el local no era ni la mitad de lo que es ahora,.

“No había mucho dinero así que comprábamos poca mercancía y la poníamos adelante para tapar los huecos de los estantes, poco a poco y con trabajo duro fuimos creciendo”, dijo la comerciante.

La Veracruzana vendía lo básico para el mexicano: Frijoles, tortillas, chiles y quesos. Ahora se pueden encontrar dulces por mayoreo, piñatas, playeras de equipos de fútbol mexicanos, veladoras de los diferentes santos y artesanías. 

A unos meses de abrir la tienda y al estilo mexicano, a un lado comenzaron a vender tacos de res, de puerco, chalupas y tlacoyo.

“Se hacían unas líneas largas y la gente se comía su taco parado, como en las calles de México”, recordó Crisantos.

Pero un día llegó un representante de la Oficina de Licencias e Inspecciones y les dijo que necesitaban el permiso correspondiente para vender comida.

“Me imagino que ahora debe de ser más fácil adquirir ese permiso porque en esa época nos demoramos como seis meses”, dijo Crisantos.

Afortunadamente un comerciante coreano aceptó rentarles el local de enfrente para abrir una taquería.

Comenzamos con un menú sencillo y poco a poco se fue corriendo la voz hasta tener platillos tan famosos como “El Mar y Tierra”, una combinación de mariscos y carne de res o pollo,  y otros.

Otro testigo de esta lucha es Donato Cuba, quien ha trabajado en La Veracruzana desde que la abrieron.

“Desde que me dijo la dueña que quería abrir una tienda mexicana me pareció una gran idea; en ese tiempo sólo había una, se llamaba “La Tienda” pero ya no está”, dijo  Cuba mientras le quita las espinas a unos nopales.

“Y cuando comenzamos a hacer tacos los mexicanos se morían de gusto y venían a la hora del lonche (sic) todos los que trabajaban en la carnicería Espossitos y teníamos gente a morir”, recuerda Cuba con una sonrisa de nostalgia.

Tanto Crisantos como Cuba compartían el sentimiento de que Filadelfia se poblaría de mexicanos y sus predicciones no fueron erróneas.

En medio del relato, un salvadoreño que entró a la tienda preguntó por diferentes marcas de queso pues y dijo que le gusta el quesillo mexicano porque es el que más se le parece al de su tierra.

Crisantos asegura que en los últimos años la comunidad hispana se ha diversificado.

“Tener un negocio es muy difícil, nunca se puede abandonar, hay que tener mucho empeño y sacrificar mucho. Además hay que estar al pendiente de lo que quiere el cliente. Si viene un colombiano y pide algo tratamos de conseguirlo y así con cada nacionalidad”, expresó Crisantos.

Esta mexicana dice que no se olvida de la virgen de Guadalupe y por eso le hicieron un mural en la tienda.

“La virgen es la madre de todos nosotros, tenemos mucha fe en ella y por ella estamos donde estamos”, dijo Crisantos.

Así mismo, cada 12 de diciembre, Día de la Virgen, le traen mariachis para festejarla y la gente de la comunidad asiste.

La comerciante extraña su tierra y le dice a sus hijos bromeando que se quiere regresar a México, y ellos le dicen que si van es sólo de visita porque para ellos Estados Unidos es su casa, además por más que le invade la nostalgia sabe que allá no hay las mismas oportunidades.

“Este es un país que ayuda mucho por eso estamos acá”, finalizó.   

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