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Vuelve la esperanza con la polémica Piedad Córdoba

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La polémica senadora colombiana Piedad
Córdoba volvió el miércoles a la palestra al ser autorizada por el presidente
Álvaro Uribe a mediar en la liberación de los rehenes de las FARC,
después de que fuera excluida de esa misión y pese a haber sido
clave en la puesta en libertad de varios secuestrados.

Y es que esta senadora mulata, de izquierdas y crítica de Uribe,
es la esperanza de los 24 policías y militares que están cautivos
por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en las
selvas de ese país, algunos desde hace más de diez años.

Córdoba ha sido la artífice de la liberación de una docena de
secuestrados, los últimos fueron el ex gobernador Alan Jara, el ex
congresista Sigifredo López y cuatro miembros de las fuerzas de
armadas que regresaron a la libertad el pasado febrero.

Convertida en heroína, la senadora los recibió de manos de las
FARC en un rincón de la selva colombiana, cuyas coordenadas solo
ella conocía.

Córdoba cuenta con el aval de las FARC para las liberaciones,
pero Uribe ha dicho en varias ocasiones que esta congresista
únicamente busca politizar el conflicto armado.

El motivo es que es cercana al presidente venezolano, Hugo
Chávez, y además goza de la confianza de los dirigentes
guerrilleros.

De carácter provocador, esta congresista del Partido Liberal es
una gran conocedora del conflicto que vive Colombia desde hace 40
años.

Piedad Esneda Córdoba Ruiz, divorciada y madre de dos hijos,
nació en Medellín en 1955 y estudió Derecho en la Universidad
Pontificia Bolivariana.

Su padre, el afrodescendiente Zabulón Córdoba, era oriundo del
empobrecido departamento del Chocó, y su madre, Lía Ruiz, pertenece
a la blanca raza antioqueña.

Es por ello que recibe el apodo de "la negra Piedad", unas veces
de forma cariñosa y otras despectiva, por su facilidad para generar
polémicas.

Córdoba inició su carrera política en 1986 como funcionaria de la
Contraloría y secretaria privada del alcalde de Medellín, dos años
más tarde fue elegida concejal y en 1990 llegó a la Cámara de
Representantes, desde donde pasó en 1994 al Senado.

Reelegida durante cuatro legislaturas, ha fundamentado su lucha a
favor de las minorías étnicas, de los homosexuales y el aborto.

Sus críticas al paramilitarismo la llevó a ser secuestrada por
las ultraderechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) hace diez
años.

Durante el actual gobierno de Uribe ha arremetido contra esos
escuadrones y hace tres años uno de sus asesores, el catedrático
Jaime Gómez, desapareció en Bogotá y fue hallado muerto días más
tarde.

Córdoba ha denunciado públicamente que fueron los paramilitares
quienes acabaron con la vida de su ex asesor, un hecho que nunca se
esclareció.

Durante su asistencia, en marzo de 2007, a un foro en México que
acogió a miembros de las FARC, la Organización para la Liberación
Palestina (OLP) y ETA manifestó que "los gobiernos progresistas" de
América Latina debían romper relaciones diplomáticas con Colombia.

Ese año, Córdoba medió junto a Hugo Chávez en la liberación de un
grupo de secuestrados por las FARC a petición del propio Uribe,
quien terminó poniendo fin a ese proceso por considerar que ambos
estaban más del lado de los guerrilleros que del suyo.

Una gestión que no llegó a buen término pero que le permitió ser
candidata al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

En aquellas fechas, la dirigente izquierdista viajaba con
frecuencia a Caracas y sus opositores pidieron juzgarla por
"traición a la patria y conspiración"; por ello recibió insultos en
la vía pública e incluso en el interior de los aviones que la
llevaban a Venezuela.

Pero su insistencia desembocó después en la liberación, en
febrero de 2008, de seis políticos, entre ellos la ex candidata a la
vicepresidencia Clara Rojas.

Córdoba ha llegado a afirmar que comparte algunas tesis de las
FARC y que no le importa que la llamen "canciller" del grupo
rebelde.

Documentos de un computador decomisado a un cabecilla de las FARC
hacían referencia de una líder política que trabajaba para ese
grupo, una tal "Teodora de Bolívar", que, según fuentes oficiales,
era Piedad Córdoba.

Con todo ello, Uribe, después de darle y quitarle en reiteradas
ocasiones el don de mediar con las FARC, volvió a otorgarle hoy ese
beneplácito.

Pero esa autorización lleva implícita una condición difícil de
cumplir: Piedad debe conseguir que todos los rehenes vuelvan a casa.

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