“Desgraciadamente hablar del abuso y el acoso sexual en los latinos sigue siendo un tabú”, dijo Cristina Pérez, directora del programa de alcance latino en la organización Mujeres Organizadas contra la Violación (WOAR).

Pérez, originaría de México, trabaja en la organización que brinda apoyo a víctimas de abuso y acoso sexual, además de impartir talleres de prevención en compañías y terapia para sobrevivientes, desde hace 12 años.

Sin embargo en los últimos seis años se ha enfocado específicamente a brindar apoyo a la comunidad latina y en especial a aquellos que por su estatus migratorio se ven vulnerables al abuso y al miedo de pedir ayuda.

“Te puedo decir que la mayoría de las personas que ayudamos son la comunidad latina del sur de Filadelfia que son los recién llegados”, dijo Pérez.

Esta activista de la comunidad explicó que el abuso y el acoso sexual son parte del impacto de las poblaciones inmigrantes en expansión.

El riesgo de cruzar la frontera

“Son muchos los factores a los que los inmigrantes están expuestos. Simplemente cruzando la frontera mujeres y hombres (en especial jovencitos) son víctimas de violación, maltrato sexual, secuestro, robo y tortura, durante el paso de la frontera rumbo a Filadelfia y lamentablemente no son reportados”, dijo Pérez. “Y esto es debido al impacto de la inmigración, el miedo, el sentirte en tierra ajena porque estas de ilegal y por desconocimiento social”, agregó.

Hacinamiento

Otro de los factores que propicia el abuso sexual hacia los inmigrantes es el hecho de que muchas personas y familias enteras viven juntas en casas.

“Muchas veces pueden vivir de seis a 12 familias enteras por necesidad económica en la misma casa, o puede vivir una mujer con 15 hombres, y se ven obligados a vivir con gente desconocida con la que tienes que compartir el baño, la cocina, en esas condiciones no hay intimidad, y eso propicia el abuso sexual”, dijo Pérez.

En ocasiones, las personas que viven en conjunto se ven expuestas al abuso y acoso no solamente de los residentes de la casa sino de los invitados.

“Imagínate un fin de semana en que los chicos salen de trabajar, y acuden otros miembros a las casas y usan drogas o alcohol y esto es un foco de infección”, dijo Pérez.

Violación en el matrimonio

Otro de los factores frecuentes de abuso sexual hacia la mujer en la comunidad latina es que “la mujer cree que no existe una violación dentro del matrimonio, piensa que es su obligación y cuesta trabajo que hablen o denuncien cuando es su compañero”, dijo Pérez.

El silencio

Según explicó la activista, una vez que se suscitó la agresión hay una tendencia de la víctima a callar o a minimizar la agresión con tal de evitar tener problemas con las personas que viven en la casa o por evitar problemas con inmigración.

Acoso y abuso sexual en el trabajo

Pérez dice que un factor muy en contra es que la mayoría de la comunidad ha emigrado por necesidades económicas y muchas veces con tal de conservar su trabajo soportan situaciones de abuso y acosos sexual por parte de sus empleadores.

“Es difícil porque, por ejemplo, hemos tenido mujeres que nos dicen: Yo sé que es un acoso sexual pero yo tengo cuatro hijos a mi no me importa, yo necesito enviar dinero a México y me tengo que aguantar. Ahora, otra situación que se está dando mucho es el abuso sexual a hombres, en especial jóvenes, que están siendo abusados por patrones en restaurantes y negocios y que con tal de conservar el trabajo callan”, dijo Pérez.

El abuso sexual en hombres

Cuando se habla acerca del abuso sexual normalmente se piensa en mujeres y niños, pero según explicó Pérez, en la organización el 60 por ciento de las víctimas son mujeres y el 40 por ciento son hombres, algunos que fueron abusados cuando niños y también un alto porcentaje de hombres adultos abusados.

Son doblemente víctimas porque algunas de las personas que atienden estos casos en la policía u hospitales no son muy sensibles y el agredido prefiere callarse, dijo Pérez.

Sanando heridas en la comunidad

“Dar asistencia a las víctimas es muy difícil porque la violación sexual es algo tan fuerte, tan doloroso, tan impactante, existe tanto dolor que la víctima tiende a guardarlo y callarlo, y más en la comunidad latina porque ‘que pena y que vergüenza’”, explicó Pérez.

“El cambio social todavía no está en nuestro lenguaje, por eso capacitamos a las mismas víctimas para que ellos sean los que lleguen a los corazones de la comunidad”, dijo Pérez.

WOAR tiene alrededor de 70 voluntarios latinos de origen mexicano, hombres y mujeres, que crean las redes de apoyo en la comunidad y tienen el contacto directo con la comunidad, les dicen de la organización, y refieren directamente a las víctimas.

“Ellos, que están en las fábricas, en los restaurantes, limpiando casas y en las construcciones, a través de ellos es que yo puedo hacer mi labor”, dijo Pérez.

Los servicios de la organización son gratuitos y sin importar su estatus migratorio. WOAR brinda terapias psicológica y asistencia médica, legal y monetaria.

La misión es que la víctima asimile y pueda continuar viviendo su vida con una superación del trauma que pueda entender las dinámicas del crimen de violación y se proteja para no ser de nuevo víctima, dijo Pérez.

“El problema de acoso sexual y violación es un crimen y como tal todas las personas tenemos derecho y obligación de reportarlo sin que tenga que ver nada con el estatus legal, la policía no te puede preguntar”.

Los voluntarios

Una de esas voluntarias que trabaja con la comunidad es una víctima que llegó hace cuatro años a WOAR. Ella, quien se reserva su nombre,  vivía sola en una casa con 15 hombres y cuando pudo salir de esa situación quiso ayudar a quienes ahora sufren de abusos.

“Quise ser voluntaria al ver tanta depresión en la comunidad debido a la soledad. En mi caso, compartir la casa con 15 hombres, para mí fue bien traumático el tener que compartir el baño por ejemplo, ver cómo tomaban los fines de semana y cómo rentaban prostitutas. Afortunadamente encontré a WOAR, por lo tanto pensé que mi labor era identificar a personas en la misma situación que la mía”, dijo la voluntaria.

Sin embargo, el reto ahora es educar a la comunidad a denunciar estos crímenes, a que comprendan que la ayuda y los recursos existen y que no se dejen intimidar por abusadores o parejas, explicó la voluntaria, quien dice que la mayoría de mujeres se niega a denunciar porque tienen miedo de que deporten a su compañero aunque este sea su propio agresor.

“Tuve un caso de  un hombre que deportaron porque golpeaba a la mujer, además de manejar en estado de ebriedad, ahora ella se siente culpable, de eso se corre la voz y las mujeres se mal informan", dijo. 

La violación sexual contra los hombres

Según estadísticas de la Coalición de Pensilvania contra la violación, alrededor de 92.748 hombres son víctimas de violación en Estados Unidos cada año.
Uno de cada 33 hombres ha sido víctima de violación o lo han intentado violar en el país.
Específicamente en Pensilvania, el 22 por ciento de las víctimas de abuso sexual a menores son hombres.
 Según explicó Pérez, los hombres que han sufrido de abuso sexual se sienten doblemente victimizados ya que tienden a callar por miedo  a ser vítimas de burlas o por la sociedad.
Violaciones a niños
El 90 por ciento de los hombres víctimas de violación conoce a su abusador sexual.
El violador a menudo es alguien en el que la víctima confía, puede ser el padre, la madre, los padrastros, tíos, vecinos, consejeros espirituales o tranbajadores en campamentos.
Algunos ofensores sienten atracción sexual  hacia los niños, algunos fueron también víctimas o algunos abusan para sentir el poder y el control que no pueden sentir en sus relaciones con otros adultos.
 Violaciones a hombres adultos
Los hombres adultos pueden ser agredidos por amigos, por su pareja, por extraños o por pandillas.
Los asaltos sexuales en contra de los hombres a menudo son violentos e involucran armas.
A menudo, hombres que son asaltados o robados también son sexualmente agredidos, pero médicos y policías de las salas de emergencias y hospitales no buscan normalmente señales de abuso sexual en los hombres.

Cómo reducir el riesgo de ser victima de violación

Confíe en sus instintos: Si no se siente cómodo o cómoda en una situación, aléjese de ella.
Póngase a cargo de su vida: No se ponga en una situación en la que tendrá que depender de otros para que lo cuiden.
Tenga cuidado de invitar a alguien a su casa o al visitar la casa de otra persona: Tres de cada cinco agresiones sexuales ocurren en el hogar de la víctima o en el hogar de una persona conocida.
No mezcle sus decisiones de tipo sexual con las drogas o el alcohol: Su capacidad de tomar decisiones inteligentes se verá comprometida si esta embriagado o embriagada  o  con drogas.
Tenga cuidado con las drogas para facilitar las violaciones sexuales durante las citas amorosas: No acepte bebidas de envases abiertos y no desatienda su bebida.
Cuando vaya a salir con alguien  a quien apenas conoce, no se sienta con obligación de salir solo o sola: Salgan en grupo o encuéntrense en un lugar público.
Evite a las personas que:
No le hacen caso
No respetan su intimidad
Le causan sentimientos de culpa o le dicen que es difícil porque se resiste a sus insinuaciones.
Son celosas o posesivas.
Si necesita ayuda o asistencia privada y en español comuníquese  al 215 985 3315 ext. 175 o visite  www.woar.org.