La pentacampeona mundial Brasil y la “novata” Estados Unidos dirimirán el próximo domingo, en Johannesburgo, la Copa de las Confederaciones Sudáfrica 2009, que será la cuarta final en dicha competición para el combinado suramericano y el estreno en la misma del estadounidense.

Hasta ahora, de las siete anteriores ediciones disputadas de la Copa de las Confederaciones, la selección brasileña se ha llevado el título en dos ocasiones, siendo además la vigente campeona ya que lo conquistó en Alemania 2005 al derrotar en la final a Argentina (4-1).

Para los Estados Unidos se trata de su primera final en la competición de los “campeones”. Y es que el “soccer” ha ascendido a la categoría de fútbol con su victoria, el miércoles pasado,  ante España en la semifinal de la Copa.

Los goles conseguidos por Jozy Altidore y Clint Dempsey, que dieron el triunfo a los estadounidenses ante España, una de las selecciones más en forma del panorama mundial, han convertido la fecha del 24 de junio de 2009 en histórica para el fútbol de EE.UU.

Ni durante la Copa del Mundo de 1994, disputada en aquel país, ni con alguna victoria importante en etapas posteriores, ni con actuaciones dignas en algunas competiciones como la Copa América, el fútbol de Estados Unidos había llegado tan alto.

Es cierto que, desde hace algunos años, EE.UU. es una de las potencias de la Concacaf, donde ha pugnado como México y el resto de los países de Centroamérica por plazas en el Mundial, a los que casi siempre accedía y de los que casi siempre regresaba tras un papel testimonial. Todo eso hasta ahora, cuando todo ha cambiado.

La primera derrota de la España de Vicente Del Bosque no pudo ser más dolorosa. El fútbol premió la fuerza del bloque. La épica del débil. El planteamiento destructivo antes que el juego de toque. La apuesta de ataque de la ‘Roja’, que recuperó el sufrimiento de antiguas etapas para salir por la puerta de atrás de la Confederaciones al ser eliminado el equipo español por un rival menor.

Hombres como Landon Donovan, Clint Dempsey o Michale Bradley, que se perderá la final por sanción, fueron clave para alcanzar el sueño de la final de un torneo que hasta ahora era de “soccer” y que ha pasado a ser definitivamente de fútbol para los Estados Unidos.

Por otra parte, en la final disputada el jueves, un gol de Dani Alves a tres minutos del final del partido metió a Brasil en la final, tras un encuentro en el que la iniciativa fue para los “Bafana, bafana”, que impusieron su ritmo de juego ante los brasileños durante muchas fase del encuentro.

Cuando el partido estaba para la prórroga, en una acción aislada de ataque de Brasil, Mokoena cometió falta sobre Ramirez y ésta fue lanzada magistralmente por el recién entrado Dani Alves, lo que dio el triunfo al equipo brasileño.