HOUSTON, Texas – Se pensaría que las salas de redacción y los productores mediáticos habrían revisado el texto de lo que dijo la juez Sotomayor hace ocho años con aquella aseveración de “latina sabia”.

    En la siguiente frase, Sotomayor mencionó la influencia que tienen las percepciones sociales y dijo que recuerda que a diario “administro decisiones que afectan de manera concreta a las personas”.

    ¿Y por qué tiene esto importancia?

    Porque, dijo, “Puedo aspirar, y aspiro, a ser mejor que la suma total de mis experiencias”.

    Entonces, no son éstas las palabras calmantes, de su discurso original, que sus detractores suponen que no ha ofrecido aún?

    Se ha permitido que este descuido encienda llamas porque muchos de sus detractores (1) no leen, (2) o no revisan la veracidad de los hechos, (3) o no ponen cuidado en lo que son los hechos, (4) o los medios se han fiado de una mala selección de expertos quienes desvían el tema a la mano para darle nueva vida a la historia.

    Cuando de algo tan trascendental como un nombramiento al Tribunal Supremo se trate, se pensaría que los peritos en temas de derecho y los que ponderan larga y arduamente sobre la Constitución serían los llamados a analizar y evaluar los candidatos, y no los pencos políticos sin escaño político.

    A pesar de que algunos de los más conservadores miembros del Senado estadounidense se han mostrado dispuestos a tratar al nombramiento de Sotomayor con un sentido de justicia, algunos personajes verdaderamente evasivos han torcido la discusión.

      Por ejemplo, el ex congresista Tom Tancredo, quien dejara el Congreso después de liderar batallas perdedoras para hacer criminales de los inmigrantes sin autorización. Anunció su candidatura a la presidencia de los EE.UU., pero su campaña se hizo nada casi instantáneamente. Otros miembros de la coalición en el Congreso que liderara fueron rechazados en las urnas en noviembre. Para el voto presidencial, el partido que él ayudó a confundir fue desacreditado.

      Con esta historia, uno se tendría que preguntar, ¿qué es lo que lo califica al rechazado ex congresista de Colorado como experto judicial?

Bueno, el mes pasado algunos productores de televisión lo resucitaron para estimular la controversia.  Lograron armar un simulacro de concordancia asimétrica de ingenios.

    Las credenciales de Tancredo no están en temas de lo judicial. Su especialidad, esté o no esté de acuerdo con sus posiciones, es la inmigración. Igual abrió la boca y le dijo a Rick Sánchez de CNN que Sonia Sotomayor era miembro de un “KKK Latino”, refiriéndose al Consejo Nacional de La Raza, una respetada organización de derechos civiles.

    ¿Qué haría que se vaya tan alejado del tema y a ser tan acusatorio? Existen indicios. Por allá por el año 2001, un estudiante de honor de 14 años cuyos ejemplares logros académicos recibieron atención de la prensa, mencionó que era indocumentado. Tancredo usó su cargo en el Congreso para instar al INS a detener y deportar al joven. Su acción, por coincidencia, siguió una nota del Denver Post que revelaba que el congresista había contratado a un equipo de construcción que incluyó a dos trabajadores indocumentados para hacer algunas obras en su casa.

    Tancredo dijo en aquel entonces, “No tengo la menor idea cuántas de esas personas podrán haber estado aquí ilegalmente, y no me toca a mí preguntárselo”.

    ¿O será que quiere desviar la atención de algo que le ocurrió más recientemente? Durante su campaña por presidencia caduca, su redactor de discursos, Marcus Epstein, director ejecutivo del comité de acción política (PAC por sus siglas en inglés) Team America, iba por las calles de Washington, D.C. haciendo comentarios ofensivos cuando se encontró con una mujer africano-americana. Le insultó con la palabra que empieza con –n- en inglés, y la asaltó con un golpe de karate, según un agente del Servicio Secreto que estaba de baja, quien fue testigo de la enfrenta y detuvo a Epstein.  Epstein se declaró culpable y recibirá su sentencia en julio.

    Tancredo maneja el PAC Team America con Bay Buchanan, quien fuera su directora de campaña y quien es hermana del comentador por MSNBC, Pat Buchanan.

      De mala fe, le dijo al Denver Post que lo que hizo notable para las noticias el asalto “es el hecho que ocurre en el contexto de lo de Sotomayor”.

    No, señor Tancredo, el incidente fue un delito motivado por el odio hasta llegar a ser reducido con una negociación extrajudicial entre el abogado y el fiscal. El señor Epstein, su empleado, asesor allegado y confidente, cometió un acto criminal digno de un miembro del KKK. Pero, a pesar de esto, a pesar de las experiencias vitales de ninguno de nosotros, Epstein recibirá una audiencia una sentencia justas.

    Es ésta la norma judicial a la que la juez Sotomayor se refería. ¿Ahora comprendes?

[José de la Isla, cuyo último libro Day Night Life Death Hope, lo distribuye la Fundación Ford, redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. También es autor de The Rise of Hispanic Political Power (2003). Comuníquese con él a: [email protected]].

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