El futuro de la relación entre Cuba y
el Sistema Interamericano, difícil y tensa desde que el Gobierno
cubano fuera suspendido de participación en la OEA en 1962, genera
preguntas y numerosos problemas, hasta semánticos.

Si Cuba fue "expulsada" de la Organización de Estados Americanos
(OEA), si ahora se habla de un "regreso" de Cuba a la OEA, si su
"reincorporación" sería automática o quién tendría la última palabra
para que Cuba vuelva al Sistema Interamericano son preguntas que se
hacen estos días y términos que se utilizan casi indistintamente.
Pero no significan lo mismo.

Lo primero que hay que aclarar es que Cuba no fue nunca
"expulsada" de la OEA, sino "suspendida" y, por tanto, sigue siendo
miembro de la organización hemisférica. Pero no participa de la
misma desde hace casi medio siglo.

El debate que existe ahora en el seno de la OEA y que se va a
intensificar en la XXXIX Asamblea General que se celebrará el 2 y el
3 de junio en San Pedro Sula (Honduras) gira, de momento, en torno
al "levantamiento de la suspensión" impuesta en 1962.

Ese año, en plena Guerra Fría y en mitad de la crisis de los
misiles, se convocó una "reunión de consulta" de cancilleres en
Punta del Este (Uruguay) en la que se suspendió la participación de
Cuba en el Sistema Interamericano por sus vínculos con los países
del bloque chino-soviético, considerados "incompatibles" con los
valores interamericanos.

Hoy en día, todos los países latinoamericanos, salvo El Salvador,
tienen relaciones con Cuba y existe un consenso sobre la necesidad
de revocar esa resolución. Pero hay matices.

Algunos países miembros consideran esta situación una "afrenta"
para la OEA y piden la revocación de aquella decisión como un acto
de justicia y de rectificación histórica hacia Cuba.

Otros quieren que, antes de dar ningún paso, se solicite una
"opinión jurídica" sobre los procedimientos a seguir y unos terceros
quisieran atar a esto lo que pasaría después de que la OEA levantase
la suspensión.

El debate, de momento, se desarrolla entre bastidores entre los
países miembros del organismo hemisférico que tratan de forjar un
consenso de cara a la Asamblea General.

Los reglamentos de la OEA no facilitan las cosas.

Dado que fue una "reunión de consulta" de cancilleres (Punta del
Este) la que suspendió a Cuba, es necesario que los cancilleres que
asistirán a la XXXIX Asamblea General en San Pedro Sula celebren
nuevamente una "reunión de consulta" para deshacer la suspensión.

Pero, aún si los cancilleres cumplieran con este requisito y
consiguieran ponerse de acuerdo en el levantamiento de la
suspensión, tampoco eso significa el "automático" regreso de Cuba a
la OEA.

Las fuentes jurídicas y diplomáticas consultadas por Efe destacan
que los cancilleres pueden levantar la suspensión pero "la decisión
de volver o no a la OEA la tendrá que tomar Cuba", que a lo largo de
estos años ha reiterado que no tiene ningún interés en participar de
un organismo por cuya desaparición aboga.

En el caso de que el Gobierbo cubano opte por reintegrarse, se
abriría todo un proceso jurídico, administrativo, financiero y de
procedimiento en los distintos organismos y órganos decisorios de
los entes del Sistema Interamericano.

En concreto, Cuba tendría que abrir procesos con "decenas" de
instituciones "hermanas" y vinculadas a la OEA como el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) o la Junta Interamericana de
Defensa (JID) entre otras.

Los procedimientos hasta concluir los procesos, "pueden demorarse
años", según las fuentes.

De momento, en la próxima reunión de Honduras se trataría sólo de
determinar si se mantiene o no la "penitencia" a Cuba. Lo que venga
luego será, si cabe, aún más difícil.