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   No será nada fácil reemplazar al juez David Souter. Aunque existan un número de temas que considerar, la oportunidad de diversificar al Tribunal Supremo para que sea reflejo de la composición de la nación es un tema de particular realce. Son esenciales al temperamento judicial la sensibilidad y la comprensión de los grupos y las culturas de nuestra sociedad.

    La falta de trato con otras culturas afecta el resultado de las decisiones judiciales. Esto podría explicar el por qué, como demuestra la investigación, los hispanos y otras personas de color reciben el peor tratamiento en los tribunales en general.

    De las tres ramas de nuestro gobierno, la menos diversa es la rama judicial. Sólo cuatro por ciento de los jueces federales son de origen hispano. El Tribunal Supremo es uno de los menos diversos. De los nueve jueces, ocho son hombres. Todos sirvieron en tribunales de apelaciones. Seis se graduaron de la Escuela de Derecho de Harvard. Sólo uno es una persona de color.

    Ambos candidatos a la presidencia en el 2000 prometieron darle prioridad a la consideración de un latino para el próximo nombramiento al Tribunal Supremo. Dos veces se presentó la posibilidad. No se consideró a un hispano ninguna de las dos veces.

    El tener a alguien en el Tribunal más alto de la nación quien pueda hablar de la ley en cuanto afecta a los 50 millones de hispanos, con una comprensión de la historia y de los desafíos que esta comunidad ha enfrentado, viene mejor de una experiencia de primera mano.

    Los latinos – tanto ciudadanos como inmigrantes – se enfrentan a experiencias vitales particulares a ellos. Soportan un constante aumento en las infracciones de las leyes de derechos humanos y civiles, de rápido crecimiento en las detenciones y en la consiguiente criminalización de la comunidad, de deportaciones inválidas, drásticos aumentos en crímenes motivados por el odio, y una oleada creciente de fichas raciales por parte de la policía local, así como de exclusión de facto de los ámbitos de políticas públicas y de la política gubernamental.

    El Tribunal Supremo juega un rol central en la legitimidad de nuestras instituciones de gobierno. Un sistema judicial desequilibrado crea barreras contra la ejecución de la justicia.  No es ningún secreto que muchos tribunales no están al tanto de sus propias comunidades.

    Una rama judicial diversa crea mayor confianza de parte del público con el sistema legal, ya que mejora la calidad y el alcance de las decisiones judiciales.

    En décadas pasadas, oiríamos el argumento que no existían suficientes mujeres y personas de color calificadas de quienes hacer una selección para tan importantes posiciones. Ésta es una excusa torpe. El mejor ejemplo es el mismo presidente Obama. Este un conjunto profundo de tales candidatos con calificaciones impecables legales, integridad y temperamento judicial.

    En 1967, el presidente Lyndon Baines Johnson nombró a Thurgood Marshall como primer africano-americano en servir en el Tribunal Supremo. Hasta jubilarse en 1991, Marshall se empeñó en particular para proteger los derechos de los que no tienen voz y de los inmigrantes. El presidente Obama puede volver a hacer historia. Nuestra nación no siempre es sensible a la injusticia. Su decisión no es sólo para los latinos.  Es por el corazón de la nación entera.

    (Gabriela Lemus es directora de la National Hispanic Leadership Agenda. También es presidenta y Héctor Sánchez es director de políticas e investigación del Labor Council for Latin American Advancement en Washington, D.C.).

    © 2009 

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