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"Aquí se come igual con tostones que con tortillas"

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Así se veía la esquina de la calle G con Allegheny en 1952.  La misma infraestructura con diferente sabor.                 

Bajo una bandera puertorriqueña y otras dominicana y  mexicana yace ahora un restaurante “trinacional”, en la esquina de la calle G y Allegheny.

Sus dueños, un matrimonio boricua-mexicano, son la prueba de la mezcla de culturas hispanas de un barrio que hace 50 años solía ser de polacos e irlandeses.

“Desde hace cinco años que estamos aquí, hemos visto crecer a la comunidad hispana; ahora aquí hay de todo, boricuas, dominicanos, una reciente ola de hondureños y mexicanos”, dijo la boricua-dominicana Evelyn Gómez, quien llegó de Puerto Rico hace 25 años y que actualmente está casada con un mexicano originario del estado de Guerrero.

Los clientes de más edad que han vivido en la zona por décadas le cuentan a Gómez cómo los “blancos” se fueron corriendo al otro lado de Frankford para dar espacio a las nuevas generaciones de inmigrantes.

“La comunidad ha aprendido a acoplarse unos a otros y se siente el interés de aprender de los demás latinos; por eso aquí se come igual con tostones que con tortillas”, señalo Gómez.

La zona de Kensington es ahora un vecindario unido compuesto del 95 por ciento de población hispana que ha elegido el norte para quedarse.

“Y es que todos los inmigrantes venimos aquí con el mismo ideal de progresar”, dijo Gómez.

Entusiasmo que se refleja en las bodegas manejadas en su mayoría por dominicanos, en los mexicanos empleados  en la construcción y otros oficios como la repostería y la venta al por mayor.

Gómez dice que en su familia la mezcla en su matrimonio ha resultado bien: “dominicanos y mexicanos orgullosamente  dejamos la vida trabajando”.

Vivir Aquí

Lo bueno

Buen sistema de transporte público que incluye trenes y autobuses. Un parque de recreación. Cuatro escuelas y un variedad de comercios de todo tipo ubicados en la calle Frankford.

Lo malo

La zona del puente o ‘elevado’ como lo llaman es morada de indigentes y personas que utilizan la privacidad del puente para comprar, vender o consumir drogas, lo cual da paso a asaltos y delincuencia.

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