Al destaparse el perfil del nuevo gobernante cubano, empiezan las maniobras abortivas para dar la traste con el nuevo proyecto político que se gestaba en la Habana. El gobierno de Kennedy en 1961 apoya la invasión armada por la bahía de Cochinos, la cual termina con un rotundo fracaso para los invasores anticastristas y en un apuntalamiento del castrismo en Cuba. Posteriormente en 1.962, el mundo se estremece con el bloqueo naval a la isla cubana, ordenado por el Presidente Kennedy y la proximidad de un enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética, aliada militar de Cuba. Superado el conflicto y con irrestricto apoyo de los gobernantes soviéticos, Cuba emerge como una potencia en Latinoamérica, con capacidad para infiltrar sus ideas socializantes  en todo el continente por la vía armada.

En la década del sesenta se le aplica la medicina que pretendía ser definitiva para acabar con Castro y sus seguidores: El cerco comercial, al mejor estilo de los sitios militares que se daban en la antigüedad, para derrotar al enemigo por hambre. Al mismo tiempo se ensayan las maniobras mas atrevidas para acabar con la vida de Fidel Castro, todas ellas fallidas durante más de 40 años. La "parca" le hizo su envión hace dos años para derrotarlo, pero aún el personaje sobrevive, con unas connotaciones geopolíticas muy particulares en Latinoamérica: -" las ideas socialistas que pretendiera sembrar por la vía armada en los años sesenta, han llegado al poder en muchos países por la voluntad del voto popular."

Quien lo creyera: Países líderes como Brasil, Argentina, Chile, haciendo "lobby" ante el nuevo dignatario de la Casa Blanca, para pedir el levantamiento del bloqueo comercial a Cuba, acolitados por otros países afines como Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Honduras, Guatemala, donde se debaten ampliamente las ideas ancestrales de Fidel y que ya restablecieron relaciones diplomáticas y comerciales con la isla o están próximos a hacerlo.

Entonces cabe la pregunta obligada: " el bloqueo...para qué? Ha sido la excusa perfecta para apuntalar al poder a los gobernantes cubanos.

En cincuenta años de subsistencia del Socialismo en Cuba, aún no se vislumbra su derrumbamiento; quiere decir que la "medicina aplicada" no era la apropiada para tratar la enfermedad. Un político sagaz lo hubiera entendido hace tiempo.

Barak Obama ha comprendido que un cambio de estrategia, incluyendo la negociación, puede obtener mejores resultados. Hoy ordena una apertura al duro bloqueo comercial al permitir el envío de los giros en dólares y los viajes a familiares residentes en la isla cubana; es la cuota inicial de un proceso que llevará inexorablemente en el tiempo al levantamiento del embargo comercial a Cuba y por esta vía, la llegada de los cambios políticos y económicos que los gobiernos norteamericanos anteriores siempre soñaron para la Isla, pero ya  dentro de un nuevo orden geopolítico en Latinoamérica.

La madura democracia americana que permitió la llegada de Obama a la jefatura del gobierno, inconcebible hace cincuenta años ya no se debe "asustar" para debatir con el régimen cubano unas condiciones básicas de convivencia, de asimilación de la democracia,  de respeto a los derechos humanos, de nuevas relaciones comerciales y de intercambio entre los pueblos, para que estos mismos pueblos sean finalmente los que tracen su propio derrotero en el contexto de un mundo globalizado.