En una decisión sin precedentes, el secretario de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., removió el día lunes a los 17 miembros del Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP), que asesora al CDC en políticas de vacunación. La medida se presentó como un “borrón y cuenta nueva” para restaurar la confianza pública, pero ha generado inquietud entre científicos y organizaciones médicas

El ACIP, compuesto por expertos en vacunas e infecciones, busca respaldar decisiones del CDC, incluyendo la administración de vacunas estándar y vacunas emergentes como la de la COVID‑19 . En condiciones normales, sus miembros sirven hasta 2028; sin embargo, Kennedy argumentó que muchos tenían potenciales conflictos de interés y no representaban los intereses públicos

El secretario ha dado dos semanas para conformar un nuevo comité antes de la reunión prevista del ACIP, entre el 25 y el 27 de junio en Atlanta. Esta urgencia invita a preguntas sobre la selección de candidatos y la imparcialidad del proceso, habitual en procesos que requieren meses de evaluación.

La reacción del mundo sanitario ha sido inmediata y crítica. La American Medical Association (AMA) calificó la medida como un atentado a la confianza pública en las vacunas 

Además, analistas de salud pública advierten que ello podría erosionar la credibilidad del CDC en un momento en que resurgen enfermedades prevenibles, como el sarampión.

Los mercados reaccionaron con preocupación: las acciones de fabricantes de vacunas como Moderna, Pfizer y BioNTech presentaron caídas tras conocerse la noticia. Este reflejo financiero indica que la inestabilidad política y la incertidumbre regulatoria pueden afectar las inversiones y el abastecimiento de inmunológicos, incluso en temporadas de alta demanda.

El contexto general es parte de una reestructuración amplia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), que incluye despidos, fusiones de agencias y cambio de orientación del CDC, ahora centrado en enfermedades infecciosas

Conclusión: La destitución total del comité de vacunación del CDC representa un hito en la gestión sanitaria estadounidense. Exitosas en su base científica, estas instituciones dependen de la transparencia y autonomía. Ahora, la urgencia de formar un nuevo panel plantea dudas sobre si este proceso respetará esos estándares o si la agenda política inclinada hacia visiones escépticas hacia las vacunas afectará futuros lineamientos de salud pública.