Los incendios en quirófanos representan un riesgo significativo en la atención médica, con estimaciones que varían entre 90 y 100 incidentes anuales en Estados Unidos, según el Emergency Care Research Institute (ECRI). Sin embargo, otras fuentes, como la Anesthesia Patient Safety Foundation (APSF), sugieren que la cifra podría ser más alta incendios por año.

El Triángulo del Fuego en el Quirófano

La Comisión Conjunta ha alertado sobre los peligros del "triángulo del fuego" en entornos quirúrgicos, que implica la combinación de:

• Oxígeno: El uso de oxígeno suplementario, especialmente en procedimientos de cabeza, cuello y tórax, puede crear un ambiente propenso a la combustión.
• Fuentes de ignición: Dispositivos como bisturíes eléctricos y láseres pueden generar chispas o calor suficiente para iniciar un incendio.
• Combustibles: Materiales presentes en el quirófano, como gasas, campos quirúrgicos y ciertos antisépticos a base de alcohol, pueden servir de combustible en caso de ignición.

Prevención y Manejo de Incendios en Quirófano

La mayoría de los incendios en quirófano son prevenibles mediante medidas como:

• Control del ambiente oxigenado: Minimizar la concentración de oxígeno y evitar su acumulación bajo campos quirúrgicos.
• Uso adecuado de antisépticos: Permitir el tiempo necesario para la evaporación completa de soluciones alcohólicas antes de la incisión.
• Capacitación del personal: Realizar simulacros y entrenamientos para una respuesta rápida y efectiva ante un incendio.

Importancia de la Notificación y Registro de Incidentes

La subnotificación de incendios en quirófano, motivada por el temor a repercusiones legales o investigativas, dificulta la comprensión real de su incidencia y la implementación de medidas preventivas efectivas. Es esencial fomentar una cultura de seguridad que promueva la transparencia y el aprendizaje a partir de estos eventos.

Conclusión

Los incendios en quirófano, aunque infrecuentes, representan un peligro real y prevenible. La comprensión del triángulo del fuego y la implementación de prácticas de seguridad pueden reducir significativamente su ocurrencia, protegiendo tanto a pacientes como a profesionales de la salud.