Escrito por: Alejandra Legarda- Periodista

Hay personas que siempre desearon cambiar el color de sus ojos y para lograrlo hay varios procedimientos quirúrgicos que pueden hacerlo, pero todos ellos presentan riesgos significativos, incluido el potencial de pérdida de visión. Entre los procedimientos más comunes se encuentran los implantes de iris y la queratopigmentación (tatuaje corneal).

Los implantes de Iris se relacionan a un procedimiento que implica la inserción de un iris artificial dentro del ojo a través de una pequeña incisión en la córnea. Originalmente desarrollado para tratar condiciones médicas como la aniridia (ausencia del iris), su uso con fines cosméticos ha generado preocupación debido a los riesgos asociados. Estos incluyen glaucoma, cataratas, aumento de la presión ocular, inflamación del iris, y en casos extremos, ceguera.

Respecto a la Queratopigmentación, también conocida como tatuaje corneal, es un procedimiento utiliza un láser para crear un canal en la córnea, donde se inyecta un pigmento para cambiar el color del ojo. Este método puede causar daños en la córnea, como opacidad, filtración de fluidos, infecciones, reacciones inflamatorias y pérdida de visión. Además, el pigmento puede filtrarse o distribuirse de manera desigual, lo que lleva a resultados estéticamente insatisfactorios.

Los expertos en oftalmología, incluidos aquellos de la Academia Americana de Oftalmología (AAO), han emitido advertencias contra estos procedimientos, especialmente porque no están aprobados por la FDA para fines cosméticos. A pesar de la creciente popularidad en redes sociales, los riesgos involucrados hacen que muchos profesionales recomienden métodos más seguros, como el uso de lentes de contacto de color.

Aunque cambiar el color de los ojos mediante cirugía es técnicamente posible, las complicaciones potenciales, que incluyen la pérdida permanente de la visión, hacen que estos procedimientos sean extremadamente riesgosos y no recomendables para fines estéticos​