Nostalgia
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Transcribo un correo electrónico que recibí de la Dra. Alicia Granados sobre las reflexiones de un médico brasileño, el Dr. Rogerio Brandao:
"Como médico oncólogo, ya con 29 largos años de actuación profesional, puedo afirmar que crecí y me modifiqué con los dramas vividos por mis pacientes… No conocemos nuestra verdadera dimensión hasta que, atrapados por la adversidad, descubrimos que somos capaces de ir mucho más allá.
"Me acuerdo con emoción del Hospital del Cáncer de Pernambuco, donde di mis primeros pasos como profesional. Comencé a frecuentar la enfermería infantil y me apasioné por la oncopediatría. Viví los dramas de mis pacientes, niños víctimas inocentes del cáncer. Con el nacimiento de mi primera hija, comencé a acobardarme al ver el sufrimiento de los niños.
"¡Hasta que el día en que un ángel pasó por mí! Mi ángel vino bajo la forma de una niña de 11 años, afectada por dos largos años de diversos tratamientos, manipulaciones, inyecciones y todas las molestias traídas por los programas de químicos y radioterapias. Pero nunca vi a mi pequeño ángel flaquear. La vi llorar muchas veces; también vi miedo en sus ojitos, ¡pero eso es humano!
"Un día llegué al hospital temprano y encontré a mi ángel sola en su cuarto. Le pregunté por su madre. La respuesta que recibí, aún hoy, no consigo contar sin revivir una profunda emoción.
–Tío, –me dijo ella– a veces mi mamá sale del cuarto para llorar escondida en los corredores. Cuando yo muera, creo que se quedará con mucha nostalgia. Pero ¡yo no tengo miedo de morir, tío, yo no nací para esta vida!
Pregunté: ¿Y qué representa la muerte para ti, querida mía?
–Mire, tío, cuando somos pequeños, a veces, vamos a dormir en la cama de nuestros padres y, al otro día, despertamos en nuestra propia cama. ¿Cierto? (Recordé a mis hijas, en su época de niñas de 6 y 2 años, con ellas, yo procedía exactamente así.)
–Sí, es cierto.
–Un día yo voy a dormir y mi Padre vendrá a buscarme. Voy a despertar en su casa. ¡En mi vida verdadera!
"Me quedé petrificado; no sabía qué decir, sorprendido con la madurez con la que el sufrimiento aceleró la visión y la espiritualidad de aquella niña.
–Y mi madre se quedará con nostalgia –añadió.
"Emocionado, conteniendo una lágrima y un suspiro, pregunté:
– ¿Y qué es lo que significa para ti "nostalgia", mi querida?
– ¡Nostalgia es el amor que se queda!
"Hoy, a los 53 años de edad, desafío a quien sea a dar una mejor definición, más directa y simple para la palabra nostalgia: ¡es el amor que se queda!
"Mi angelito ya se fue hace muchos años, pero me dejó una gran lección que ayudó a mejorar mi vida, a intentar ser más humano y cariñoso con mis pacientes, a repensar mis valores. Cuando la noche llega, si el cielo está limpio y veo una estrella, la llamo "mi Ángel", que brilla y resplandece en el cielo. Imagino que ella es una estrella refulgente en su nueva y eterna casa.
"Gracias, angelito, por la vida bonita que tuve y por las lecciones que me enseñaste, por la ayuda que me diste. ¡Qué bueno que exista nostalgia! El amor que quedó es eterno."
Los seres humanos nos caracterizamos por esa nostalgia oculta, pero siempre presente: la nostalgia de Dios.
Aparece de acuerdo a hechos, sentimientos, emociones que afloran y que pueden ir desde nuestro contacto con personas, así como del entorno donde nacimos, donde crecimos, nuestras amistades y relaciones, y los lugares que hemos conocido. Todo aquello que de alguna forma ha incidido en nuestra vida nos ha dejado huellas imborrables que afloran y dan paso a las emociones. Pero esa nostalgia oculta siempre queda ahí.
El poeta Jens August Schade lo resume así: ¡Es mi nostalgia infinita de otras latitudes lo que hace que mi corazón se estremezca de alegría por haber nacido aquí donde he nacido!
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