Los puertorriqueños en Filadelfia: Nunca nos dejen fuera
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Hay pocas cosas que nos molesten más que cuando las personas asumen que todos los Latinos –en especial, los que hablan español—son todos indocumentados. O hasta todos inmigrantes. Más allá de aplanarnos para que encajemos en un argumento político (o un estereotipo reforzado por los medios de comunicación), esta suposición es sencillamente incorrecta.
En Filadelfia, muy específicamente.
Mientras que a escala nacional el grupo cultural Latino más grande es el mexicano, el grupo cultural Latino más grande en nuestra ciudad es el puertorriqueño. Y a pesar de proclividad de las personas de insertar a los puertorriqueños con los Latinos inmigrantes y nacidos en el exterior, no lo somos. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses de nacimiento, hayamos o no nacido en el continente angloparlante o en la isla hispanohablante—y el condado de Filadelfia cuenta con la quinta concentración más grande de puertorriqueños en la nación: 121.643.
Es una población que crece de un tirón.
De hecho, según un informe de Pew Reasearch publicado el 11 de agosto, más puertorriqueños han venido a vivir a los Estados Unidos en la última década que en cualquier otra década desde “La Gran Emigración” después de la Segunda Guerra Mundial. Cerca de 144,000 puertorriqueños dejaron la isla para trasladarse al continente tan solo durante el período que abarca de 2010 a 2013.
Sin embargo, según Pew, “los nacidos en la isla, no obstante, son un grupo más pequeño que el de los más rápidamente crecientes puertorriqueños nacidos en el continente”. La población de los puertorriqueños nacidos en el continente se ha triplicado desde 1980, de 1 millón a 3.4 millones en 2012 –y el 21 por ciento de ese crecimiento tuvo lugar entre 2007 y 2012.
Aunque el informe indica que los puertorriqueños que llegan al continente crecientemente escogen establecerse en el sur (48 por ciento), el noreste aún atrae el 38 por ciento de quienes llegan al continente en busca de trabajo y para unirse a nuestras familias.
Observamos el crecimiento en la comunidad puertorriqueña reflejada en las organizaciones que nos han servido durante años.
El Concilio de Organizaciones Hispanohablantes (el Concilio), fundado en 1962, recientemente cambió su sede a un edificio de 30,000 pies cuadrados ubicado en Hunting Park Avenue, como evidencia de su crecimiento.
“Es un gran día para el Concilio y para la comunidad Latina. Nuestra comunidad ha crecido y las instalaciones del Concilio le quedan ya pequeñas. Llegó la hora de trasladarse para servir de mejor manera a nuestra comunidad Latina”, dijo el Representante estatal Ángel Cruz.
Mientras tanto, el Taller Puertorriqueño, que ha constituido el corazón cultural de El Barrio durante cuatro décadas, se encuentra realizando un esfuerzo de recaudación de fondos para construir un nuevo centro cultural masivo para dar cabida a sus espacios educativos, de exhibición y de representaciones. (AL DÍA informa regularmente sobre los avances de la recaudación de fondos, en esta página.)
La Asociación de Puertorriqueños en Marcha (APM) se ha vuelto aún más grande en los últimos cuatro años: se ha extendido más allá de un edificio para crear un vecindario entero. Diez cuadras cuadradas –entre 5ª y 9ª—con unidades para alquilar para personas de bajos ingresos, unidades de adquisición inmobiliaria, supermercados, una cooperativa de crédito…de todo lo que se le ocurra.
Los jóvenes de la comunidad puertorriqueña, y la promesa para el crecimiento poblacional continuo y sostenido está evidenciada por Congreso, una organización de servicios comunitarios que ha formado una parte integral de la Filadelfia Latina desde que fue fundada en 1977. La organización está aumentando sus ofrecimientos educativos, y se propone abrir una escuela secundaria de dos idiomas para que funcione a la par de su escuela primaria e intermedia (Pan American Academy Charter School) y Harcum College (también a su cargo).
Si la influencia política constituye la medición del dinamismo de una comunidad dentro de la comunidad más grande de la ciudad, los puertorriqueños lo tienen todo por encima de cualquier otro grupo cultural Latino.
El representante estatal Cruz es puertorriqueño, al igual que la consejal María Quñones-Sanchez. Y si el comité exploratorio establecido antes de una candidatura política es indicación alguna, la Filadelfia puertorriqueña podría en realidad tener oportunidad de una candidatura a la alcaldía.
Nelson Díaz, abogado-procurador municipal y el primer puertorriqueño en recibir un doctorado en leyes de Temple University no ha anunciado su candidatura formalmente, pero ha presentado su papelería ante la municipalidad (véase este artículo sobre la posibilidad que tanto Díaz como Ken Trujillo, otro Latino, se postulen como candidatos).
La comunidad puertorriqueña en nuestra ciudad se parece mucho al boxeador autóctono Danny “Swift” García –prometedora, luchadora y tenaz. El crecimiento reciente en nuestra comunidad afirma una cosa: Nunca nos dejen fuera.
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