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¿Qué hacemos con los niños?

La crisis económica podría obligar a más niños, en especial a más niñas, a entrar en el mundo laboral, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT)…

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La crisis económica podría obligar a más niños, en especial a más niñas, a entrar en el mundo laboral, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En un informe difundido en Ginebra dentro de la Celebración del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, 12 de junio, la OIT expresa su temor en “Demos una oportunidad a las niñas: luchar contra el trabajo infantil, clave para el futuro”. Declara que al empujar a un número creciente de familias a la pobreza, las niñas -aproximadamente cien millones de niñas trabajan en lugar de ir a la escuela- podrían ser las principales perdedoras a medida que la crisis empeora.

 Las familias que se empobrecen suelen optar por enviar a los chicos a la escuela y no a las niñas, dice el informe, que explica que el fenómeno es especialmente frecuente “en culturas en las que las niñas están relegadas a una posición de inferioridad”. Las niñas trabajan principalmente en sectores poco visibles, más arriesgados, como las tareas domésticas.  Una de las peores formas de trabajo infantil requiere que las niñas sean deliberadamente disimuladas ante el mundo exterior, sobre todo las víctimas de la prostitución infantil.  Añade la OIT que 1,8 millones de niños son víctimas de explotación sexual comercial o de la pornografía: las niñas son las principales víctimas, subraya la organización.

Advierte la OIT que todos los gobiernos del mundo deben aplicar urgentemente políticas de acceso a la educación centradas en la mujer, ya que se ha demostrado que la educación de las niñas es una de las maneras más eficaces de luchar contra la pobreza. “Si educas a una niña, educas a una familia”.  El objetivo es demasiado ambicioso, teniendo en cuenta que en la actualidad, las mujeres representan más de dos tercios de los 860 millones de analfabetos en el mundo.

 Existe un entendimiento universal de que la educación para todos es la clave para el desarrollo.  Para los aproximadamente 218 millones de niños inmersos en el trabajo en el mundo, el acceso a una educación de calidad representa una vía hacia una vida mejor. Los expertos han recalcado que educar a las niñas repercute en cambios de mayor magnitud en la calidad de la familia, la sociedad y los lugares de trabajo.  Existe una fuerte relación entre el mayor acceso a la educación para las niñas y el crecimiento del PIB.

Sin embargo, numerosos obstáculos se interponen al acceso de las niñas a la escolarización.  Cuando las familias disponen de recursos limitados suelen tener que elegir entre escolarizar a sus hijos o a sus hijas y, de acuerdo a los roles de género establecidos desde tiempos inmemoriales, los niños tienen preferencia de ser enviados a la escuela. En algunas comunidades pobres se espera que las niñas contribuyan a los ingresos del hogar. Las niñas asumen gran parte de las tareas domésticas no remuneradas: cuidar a los niños pequeños, cocinar, limpiar, traer agua, traer leña.  Cuando alguna de estas niñas va a la escuela, le queda poquísimo tiempo para estudiar. También ocurre que se las impulse a trabajar en el servicio doméstico desde pequeñas, en el campo, u otro tipo de trabajo, o que incluso sean objeto de trata o de prostitución por el mismo padre.

Las relaciones de género disparejas favorecen un círculo vicioso de inversión insuficiente en las niñas, de generación en generación, que comienza en las etapas más tempranas de su existencia y se prolonga a lo largo de todo su ciclo de vida.

En cambio, la educación siembra la semilla de la igualdad de género.  La OIT propone a las naciones a tomar conciencia de la discriminación directa e indirecta hacia las niñas y las mujeres, y adoptar las medidas específicas para que en los planes, políticas y programas nacionales se prevea el facilitar el acceso de las niñas a la educación.  Esto, a su vez, facilitará el futuro acceso a un trabajo decente.

¿Cuántos niños en el mundo son víctimas de la explotación infantil?  Nadie lo sabe exactamente.  Atendiendo a una reciente encuesta de la OIT, se calcula que unos 250 millones de niños estarían siendo utilizados como mano de obra.  Si se añaden los niños que tienen que trabajar en duras tareas familiares en un ambiente de extrema pobreza, la cifra se eleva a los 400 millones.  Otros niños trabajadores permanecen ocultos a las estadísticas, como son las niñas en trabajos domésticos y en las redes de prostitución; esto elevaría aún más la cifra total.  Un estudio en Bangladesh en 1995 identificó 300 tipos de trabajos realizados por niños, desde la fabricación de ladrillos hasta el transporte y picado de piedras, la venta ambulante y la recolección de basura.  En USA, una encuesta realizada en 1990 sobre los niños hispanos que trabajaban en las granjas del Estado de Nueva York reveló que casi la mitad desempeñaban su trabajo en campos todavía húmedos con pesticidas, y más de un tercio habían sido fumigados directamente.

Es inmoral que veamos constantemente atacados los derechos de los niños y que no seamos capaces de defenderlos.  Es imperdonable que se explote, asalte, viole, a los niños y que no se revuelva nuestra conciencia ni sintamos que se desafía nuestra dignidad para oponernos, frontalmente, a la cara más criminal de sistemas, estructuras, y costumbres que son, en el fondo, infanticidas.

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