La sala de redacción 'García Márquez' se encuentra ahora en Filadelfia
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Uno de los sueños frustrados de Gabriel García Márquez —entre tantos que tuvo y que no completó— fue uno del que le oí hablar hacer 30 años, cuando ganó el Premio Nobel de Literatura.
Con el dinero que ganó en Estocolmo, él quiso iniciar un nuevo periódico en Bogotá, Colombia, "en el que la edad promedio del personal sea 25 años", dijo.
Él sabía, de alguna manera, que una redacción así —lo que parecía una locura hace tres décadas— iba a ser la génesis de un nuevo periodismo jamás antes visto en el continente.
Gente joven, llena de energía y pasión, con necesidad de un salario, y lo más importante, un sitio para aprender, florecería —trabajando bajo el liderazgo de líderes con experiencia, con una visión para guiar el entusiasmo y la creatividad de la generación más joven.
Antes de que el llamado "Modelo Hospitalario para la Educación en Periodismo", ahora promovido por la Fundación Knight se convirtiese en una cosa de moda, García Márquez imaginó la fórmula perfecta para enseñar a los jóvenes, usando la experiencia de los más experimentados, empleando la sabiduría de estos últimos para guiar el entusiasmo de los primeros —sin que uno oprimiese a otro.
García Márquez habló de un marco libre para el nuevo periodismo antes que las Escuelas de Periodismo se volviesen tan comunes como las de Derecho y tan de moda como las escuelas de Medicina.
También, antes de que la industria de los medios de información hiciese del Periodismo una "actividad profesional" que, en países como Colombia, incluso el Gobierno "regulaba", hasta el punto de expedir "una licencia profesional" para practicarlo.
El colombiano, ganador del Nobel, vino de una de las sociedades más difíciles en términos de la práctica del periodismo independiente en el continente, y quizá fue por eso que García Márquez estuvo alerta de apoyar la causa de un periodismo libre de las presiones políticas y económicas.
Él soñó con este periódico, pero años antes también apoyó, con su dinero, el prestigio de su nombre, y la valía de sus habilidades en la escritura, a una revista de noticias nacionales en Bogotá llamada "ALTERNATIVA", con una generación de jóvenes escritores —entre ellos, Enrique Santos Calderón, quien, a diferencia de sus parientes que eran dueños de "EL TIEMPO", escribió a menudo con su pluma en contra de las desigualdades de la sociedad colombiana.
"ALTERNATIVA" fue cerrada, a pesar del apoyo de dos grandes nombres del periodismo nacional, el de Enrique Santos Calderón, y el de García Márquez, después de que sus oficinas fueran atacadas con bombas, y sus finanzas estuviesen sometidas a una sin cuartel de los principales anunciantes del país que actuaron en contra del "reto" que que solo en sus cabezas representaba la nueva publicación para sus intereses económicos y políticos.
Su periódico jamás llegó a nacer, un hijo etéreo de García Márquez que, ni aún con su fortuna, llegó a ver la luz del día.
Ahora, después de la muerte del escritor la semana pasada en la Ciudad de México, un torrente de recuerdos irrumpió desde el limitado conocimiento que tenemos de la vida y el trabajo de este maestro de las letras en el continente americano.
Uno de ellos es esta "publicación de ensueño" que él imaginó 30 años atrás, y que pocos entendieron entonces.
No porque nosotros sintamos el deber, sino porque queremos hacer algo para honrar la memoria de Gabriel García Márquez aquí en nuestra ciudad de adopción, Filadelfia, nosotros hemos decidido llamar la sala de redacción de AL DÍA, en la calle Market, la "Redacción Gabriel García Marquez", donde actualmente un total de seis graduados de la Escuela de Periodismo, todos menores de 30 años, están experimentando algo que raramente se ve en cualquier otra compañía de medios de noticias de los Estados Unidos.
Veinteañeros, todos ellos con un diploma de la Escuela de Periodismo, aprenden casi exclusivamente a través de la practica, no de la teoría, y son guiados por más de 50 años de experiencia acumulada entre los editores de AL DÍA.
Este es solamente el principio, porque queremos hacer muchos más. Incluso con la ayuda de otras organizaciones de noticias que puedan lucir como competencia de AL DÍA, la Fundación AL DÍA está dispuesta a entrenar nuevos reporteros en plataformas multiculturales, multimedia y multilingües.
En este marco excepcional, nosotros estamos haciendo lo inimaginable, produciendo muy a menudo en ese proceso un nuevo periodismo en Filadelfia.
¡Sí, García Márquez vive!
Una pintura al óleo, que será desvelada aquí en nuestra oficina en un futuro cercano, recordará a cada visitante el "por qué".
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