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Los latinos no son la única demografía cuya familia, amigos y colegas han sido impactados de forma adversa por la ley actual, y están bien acompañados en cuanto a responsabilizar a los políticos por el impase de la inmigración.

¿El GOP podrá ganar sin un solo voto Latino?

Si el cuadro que pinta Nate Cohn del New York Times refleja el pensamiento Republicano sobre la reforma de inmigración, señala un paradigma desactualizado…

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El diario New York Times parece creer que sí. Lo que es más, insinúa que esa es la razón por la que al viejo partido republicano (GOP) no le importa la reforma de inmigración.

Nate Cohn del diario New York Times escribió un análisis de las elecciones venideras, que apareció en línea el 21 de octubre. En este análisis dice: “Los Republicanos probablemente conservarán la Cámara –y aún tienen una buena posibilidad de volver a tomar el Senado—si perdieran a cada elector Hispano en el país” y por lo tanto, arguye, han podido bloquear la reforma de inmigración y refutar el “Deferred Action for Childhoood Arrivals”” (memorando de Accesión diferida para los llegados en la infancia o DACA por sus siglas en inglés).

Cohn teoriza esto sobre la división urbana-rural/suburbana que durante años a dado forma al análisis electoral estadounidense: “Dada la actual fuerza de los Republicanos en todas las áreas rurales y en los suburbios conservadores, la pérdida de cada elector Hispano no sería suficiente para restarles los 17 escaños que voltearían el control de la Cámara” en las elecciones venideras.

Si el cuadro que pinta Cohn refleja el pensamiento Republicano sobre la reforma de inmigración, señala un paradigma desactualizado sobre la población latina: Cada gran grupo “minoritario”, según el demógrafo Will Craig de la Universidad de Minnesota, es ahora un suburbio mayoritario.

Tampoco las áreas rurales que tradicionalmente fueron fortalezas republicanas son ya homogéneas –El Sur rural y la Región Central de los EE.UU. han experimentado enormes incrementos Latinos en las comunidades agricultoras.

Los días de la división entre urbano y suburbano, en términos de la población Latina, llegaron a su fin.

En el Condado mayoritariamente suburbano de Chester (Pensilvania), los latinos ahora constituyen, de forma numérica, la minoría más grande, y la población minoritaria en su totalidad –18.9 por ciento en 2013—aumentó mientras la población blanca, no Latina se redujo. En el condado mayoritariamente rural de Lancaster (Pensilvania), 53 por ciento del crecimiento poblacional desde el censo de 2010, ha sido Latino.

Los condados con crecimiento más rápido en la nación, debido a la población Latina, según un estudio de Pew de 2013, son los condados de Stewart, Telfair y Paulding en Georgia; el condado de Beadle en Dakota del Sur; el condado de Adams en Mississippi; el condado de Trempealau en Wisconsin; el condado de Servier en Tennessee, el condado de Frederick en Virginia; el condado de Macon en Carolina del Norte, y el condado de Luzerne en Pensilvania. No hay un solo centro urbano entre éstos.    

Lo que es más, los Latinos no son la única demografía cuya familia, amigos y colegas han sido impactados de forma adversa por la ley actual, y están bien acompañados en cuanto a responsabilizar a los políticos por el impase de la inmigración. Los estadounidenses asiáticos –como los Latinos—han sido una parte integral del esfuerzo de reforma y tienen un interés personal en cambiar el fracturado sistema de inmigración. Más de la mitad de los entrevistados en un estudio de 2013 realizado por el Fondo de Educación y Defensa Legal Estadounidense Asiático dijo que la reforma de inmigración afectaría a sus propias familias.

Cerca de 66,000 Latinos estadounidenses –rurales, suburbanos, urbanos—cumplen 18 años cada mes, según Voto Latino.

Sin importar los resultados de estas elecciones, si el GOP realmente cree que puede ganar sin un solo voto Latino, solo está difiriendo las pérdidas. 

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