
Los Eagles visitan la Casa Blanca... sin su quarterback estrella Jalen Hurts
El equipo campeón posó junto al Presidente Donald Trump en un viaje de reconocimiento a sus logros.
Más de dos meses después de conquistar el Super Bowl LIX, los Philadelphia Eagles fueron recibidos este lunes por el presidente Donald Trump en la Casa Blanca. El acto, cargado de simbolismo deportivo y político, se desarrolló sin la presencia de Jalen Hurts, el mariscal de campo y figura del equipo.
Hurts, de 26 años, se excusó por un conflicto de agenda, según reportes de prensa. Su ausencia no pasó desapercibida, en especial considerando el peso que ha tenido en la temporada histórica del equipo.
Desde el estrado montado en los jardines de la residencia presidencial, Trump elogió al conjunto campeón: “Es un honor estar con este grupo de campeones. Los Eagles son un estupendo equipo con un gran entrenador. Tenerlos en la Casa Blanca es especial e importante”, afirmó.
El mandatario estuvo acompañado del entrenador Nick Sirianni y del liniero ofensivo Lane Johnson, quien fue el encargado de obsequiarle una camiseta oficial del equipo con el número 47 estampado en la espalda, en clara alusión a una eventual reelección presidencial.
Cada integrante de la delegación recibió un recuerdo del presidente en la Oficina Oval, como es costumbre en estas visitas. Johnson, visiblemente emocionado, agradeció al mandatario y remarcó que el equipo “está listo para hacerlo otra vez”.
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La escena contrastó con lo ocurrido en 2018, cuando los Eagles decidieron no asistir a la Casa Blanca tras ganar su primer título de la NFL, en protesta por las políticas del entonces presidente Trump durante su primer mandato.
Un día antes del acto, Trump compartió una ronda de golf con Saquon Barkley, estrella del equipo y líder histórico en yardas por acarreo. La participación de Barkley con el presidente generó comentarios encontrados en redes sociales. El jugador se defendió con una respuesta directa: “Quizás tengo respeto por la oficina del presidente”.
Trump también reveló que ofreció transportar personalmente a Barkley desde Nueva Jersey hasta Washington, a quien calificó como “una gran persona y un jugador increíble”.
La ceremonia tuvo todo el color de una tradición que mezcla deporte, política y espectáculo. Pero también reflejó las nuevas dinámicas que se viven entre los íconos deportivos y el poder político en tiempos cada vez más polarizados.
Con información de AFP.
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