La Unión Soviética ya no existe, Mao Zedong murió hace más de 40 años, pero el presidente Donald Trump se ha quedado estancado en la mentalidad de la Guerra Fría. Así lo ven los líderes de Rusia y China, países que el presidente Trump ha llamado “poderosos enemigos” en el documento sobre su estrategia de seguridad nacional, presentado el lunes.

A diferencia de su predecesor, Barack Obama, que abogó por una política de exteriores basada en la idea de un mundo multipolar, en el que EEUU no daría lecciones sobre el bien y el mal, el presidente Trump ha decidido hacer todo lo contrario. Volver al discurso unilateral, hegemónico y nacionalista, en el que los intereses políticos y económicos de EE.UU están por encima d todo, lo que ha irritado a las grandes potencias emergentes.

En sendos comunicados, Pekín y Moscú han pedido a Trump que abandone la mentalidad de guerra fría e “imperialista” para cooperar más en temas de preocupación común para el planeta, como la lucha contra el terrorismo, el comercio internacional o el cambio climático, reportó el diario español La Vanguardia.  

 “En general hay, por supuesto, un fondo imperialista en el documento, es evidente que no hay ningún deseo de dejar el mundo unipolar, y un rechazo a una concepción del mundo multipolar”, dijo Dimitri Peskov, portavoz del presidente de Rusia, Vladímir Putin.

Desde China, la portavoz de Exteriores Hua Chunying “instó a Estados Unidos a que deje de distorsionar deliberadamente las intenciones estratégicas de China y abandone la mentalidad de guerra fría.”

Un año después de la toma de posesión de su cargo, Trump ha conseguido irritar a Pekín con sus provocadoras declaraciones sobre Taiwan, o sus acusaciones al gobierno chino de manipular el cambio de su divisa y robar puestos de trabajo a los americanos. Más adelante, durante su visita oficial a Pekín, pareció que las relaciones se suavizaban, ya que el presidente optó por no sacar el tema de los derechos humanos o las diferencias comerciales.

No obstante, en el documento de seguridad nacional, la Administración Trump volvió a poner el dedo en la llaga al criticar que “China esté expandiendo características de su sistema autoritario a otras naciones, “a expensas de soberanía de otros”, en referencia a las disputas geopolíticas con sus vecinos en las islas del mar del Sur de China.

“La visión de Trump sobre China en materia de seguridad contrasta con la de Barack Obama, cuya administración definía a Pekín como un "socio estratégico" y usaba un lenguaje que rehuía la confrontación”, observa el diario español El País.

El presidente Trump también ha abierto heridas diplomáticas con Rusia con sus acusaciones de espionaje, así como por su postura en temas de seguridad en regiones del sureste asiático, Corea del Norte y Medio Oriente.

“China y Rusia, un binomio preparado para tomar el relevo de Estados Unidos”, titulaba esta semana el diario español El Mundo un artículo sobre la creciente colaboración entre Pekín y Moscú para contrarrestar el hegemonismo de Moscú.

“Los dos antiguos aliados, unidos por una ideología común, han aumentado su relación comercial, concentrada en los sectores energéticos y las infraestructuras, según el diario El Mundo.