
Las órdenes ejecutivas de Trump: ¿El que manda manda? No necesariamente
Una parte de las órdenes emitidas por Trump en su primer día en el cargo podrían ser solo un gesto simbólico. ¿Qué tan malo sería?
El presidente Donald Trump, en su retorno a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025, firmó un número significativo de órdenes ejecutivas, reafirmando su intención de cumplir rápidamente con las promesas de campaña. Estas medidas han generado controversia y preguntas sobre los límites del poder presidencial. Aunque las órdenes ejecutivas son una herramienta poderosa, están sujetas a revisión judicial y no siempre garantizan que "el que manda, manda".
Una orden ejecutiva es una directiva presidencial que tiene fuerza de ley dentro del marco del Poder Ejecutivo. Según la Constitución de Estados Unidos, el presidente tiene la autoridad para emitir estas órdenes basándose en el Artículo II, que lo faculta para garantizar la ejecución fiel de las leyes. Sin embargo, estas directrices no pueden crear leyes ni contradecirlas. Como explica John Sánchez, fundador del Instituto Colombiano del Derecho Migratorio Internacional, "las órdenes ejecutivas no son leyes. Para convertirse en ley deben pasar por un proceso legislativo, y el presidente nunca está por encima de las leyes federales".
Las órdenes están sujetas a revisión judicial y pueden ser bloqueadas si exceden las facultades presidenciales. "Los jueces federales revisan si estas medidas están dentro del marco constitucional. Si no lo están, pueden ser anuladas", añade Sánchez.
Las primeras órdenes de Trump 2.0
En su primer día en el cargo, Trump firmó órdenes destinadas a desmantelar políticas de la administración anterior y establecer nuevas prioridades. Entre las medidas más destacadas se encuentran:
1. Declaración de emergencia en la frontera sur
Trump proclamó una emergencia nacional en la frontera con México para detener la inmigración ilegal y designó a los cárteles de drogas como organizaciones terroristas extranjeras. Esta medida enfrenta desafíos legales, ya que no puede violar acuerdos internacionales que garantizan el derecho de asilo. Según Sánchez, "negar el derecho de asilo está en conflicto con tratados firmados por más de 190 países bajo la ONU".
2. Eliminación del programa CBP One
Trump eliminó este sistema que organizaba el ingreso de migrantes. La orden fue demandada pocas horas después de ser emitida, y los jueces determinarán si cumple con las leyes migratorias federales. "Este tipo de medidas busca dar la impresión de control inmediato, pero enfrenta un límite legal", explica Sánchez.
3. Retiro del Acuerdo de París y de la OMS
Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas decisiones han sido criticadas por su impacto global y por ser vistas como un retroceso en liderazgo internacional.
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4. Establecimiento del Doge
Trump creó un nuevo departamento para reducir la burocracia y modernizar el gobierno. La "Agenda Doge" incluye la digitalización de procesos administrativos y la eliminación de redundancias. Aunque parece una medida bien intencionada, su implementación enfrenta obstáculos técnicos y políticos.
Los límites del poder presidencial
Aunque Trump ha utilizado órdenes ejecutivas para cumplir promesas de campaña, estas acciones no garantizan que sus políticas perduren. Como señala Sánchez, "las órdenes ejecutivas pueden entrar en vigor rápidamente, pero si exceden las facultades presidenciales, serán bloqueadas por los jueces".
Un ejemplo actual es la controversia sobre la nacionalidad por nacimiento, protegida por la 14ª Enmienda. Trump anunció su intención de eliminar este derecho mediante una orden ejecutiva, pero Sánchez aclara que "modificar este derecho requeriría una enmienda constitucional, lo que implica un proceso legislativo con la aprobación de dos tercios de ambas cámaras del Congreso y la ratificación por tres cuartos de los estados". Esta medida enfrentará grandes desafíos legales y es poco probable que prospere.
El uso de órdenes ejecutivas refleja una estrategia política. "Trump llegó y firmó las órdenes que eran promesas de campaña. Esto le permite demostrar acción inmediata a sus seguidores", explica Sánchez. Sin embargo, estas medidas son también un arma de doble filo, ya que muchas serán cuestionadas en los tribunales y en algún momento el Primer Mandatario deberá explicar por qué no pudo cumplir con sus promesas. La respuesta deberá ser, básicamente, porque tales anuncios superaban los límites legales y constitucionales de su accionar.
El regreso de Trump a la Casa Blanca ha revitalizado el debate sobre el alcance y los límites del poder presidencial. Aunque las órdenes ejecutivas son una herramienta poderosa, su efectividad depende de si respetan el marco legal vigente. Como explica Sánchez, "las órdenes ejecutivas deben estar dentro del marco constitucional, y cuando no lo están, los jueces las bloquean".
El presidente puede "mandar", pero en un sistema democrático como el de Estados Unidos, el equilibrio de poderes asegura que ninguna autoridad sea absoluta. Las acciones de Trump enfrentarán un escrutinio exhaustivo de un sistema diseñado para proteger los derechos y las leyes fundamentales del país. Su capacidad para cumplir con sus promesas dependerá no solo de su voluntad política, sino también de la solidez de sus argumentos legales y del apoyo que logre construir en el Congreso.
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