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Extienden 24 horas pruebas en Golfo de México

Las pruebas de resistencia continuarán por 24 horas más, pese a que en las primeras 48 horas no se reportaron fugas.

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Las pruebas de resistencia en el pozo de petróleo averiado en el Golfo de México continuarán por 24 horas más, pese a que en las primeras 48 horas no se reportaron fugas, y una vez cumplido ese periodo la campana instalada para frenar el derrame se reabrirá para trasvasar el crudo a barcos de carga.

Las pruebas buscan determinar si la estructura del pozo está en buenas condiciones y resiste la campana de contención instalada hace una semana para frenar el derrame de crudo -que comenzó en abril tras la explosión de una plataforma gestionada por la petrolera BP-, o si hay fisuras por las que se filtre petróleo en el lecho marino.

El coordinador del Gobierno de EE.UU. para la lucha contra el vertido, el almirante Thad Allen, informó en un comunicado la extensión de las pruebas por 24 horas más y señaló que los resultados de los exámenes efectuados hasta ahora muestran que el pozo se encuentra "en buenas condiciones", ya que no hay indicios de una fuga de crudo.

Pese a que el pozo parece haber resistido bien el periodo inicial de 48 horas de pruebas, el almirante reveló que los equipos de lucha contra el vertido optarán por reabrir el pozo parcialmente.

De este modo, la campana de contención instalada la semana pasada sobre el pozo y que durante los ensayos ha actuado como un tapón comenzará a usarse para trasvasar el crudo a barcos de carga que aguardan en la superficie marina.

La opción de cerrar el pozo completamente podría quedar reservada para casos de mal tiempo en el que los barcos no puedan continuar en la zona, como ocurriría si se produce un huracán.

"Cuando esta prueba quede finalizada, volveremos de inmediato al procedimiento de contención usando la nueva campana", indica el comunicado.

Con la nueva campana, y el uso de barcos de mayor capacidad, se podrán recuperar hasta 80.000 barriles de petróleo al día, indicó Allen.

Según el almirante, avanza también a buen ritmo la perforación de los dos pozos auxiliares que serán la solución definitiva al derrame.

Una vez que los pozos queden terminados, se procederá a inyectar a través de uno de ellos una mezcla de lodo pesado y cemento con el que se sellará de modo permanente el pozo averiado.

En principio, estaba previsto que las pruebas, que miden la presión interna del pozo y el estado del lecho marino, hubieran concluido hacia las 15.25 hora local del sábado (19.25 GMT).

La presión era esta mañana de 6.745 PSI (472 kilos por centímetro cuadrado), ligeramente superior hoy a la detectada el viernes, cuando llegaba a los 6.700 PSI (471 kilos por centímetro cuadrado).

Esa cifra se encuentra por debajo de lo que esperaban los expertos, 7.500 PSI (526 kilos), pero por encima de los 5.000 PSI (351 kilos por centímetro cuadrado) que delatarían sin lugar a dudas la existencia de una fuga.

Según Kent Wells, el vicepresidente de BP, la empresa responsable del vertido, los 6.745 PSI se encuentran dentro de la horquilla que manejaban los expertos y la presión continúa subiendo, aunque gradualmente.

BP cerró el jueves las aberturas de la campana, con lo que por primera vez desde el comienzo del derrame dejó de manar crudo al Golfo de México.

Pese a la alegría desatada por el anuncio, tanto BP como el Gobierno estadounidense llamaron a la cautela al indicar que el cierre del pozo no implicaba que el problema se hubiera solucionado.

El propio presidente estadounidense, Barack Obama, indicó el viernes que el cierre del pozo representaba "una buena noticia" pero llamó a la cautela al indicar: "No quisiera que nos precipitáramos".

Los científicos calculaban que hasta el cierre del pozo manaban entre 35.000 y 60.000 barriles diarios.

Pase lo que pase con los resultados de las pruebas, BP y el Gobierno estadounidense enfatizan que la campana de contención no es en ningún caso la solución definitiva.

Las obras del pozo auxiliar se encuentran un poco más avanzadas de lo previsto y podrían estar concluidas para finales de este mes, pese a que se suspendieron como medida de precaución al comenzar las pruebas, por si la estructura del pozo se veía perjudicada.

El vertido comenzó después de que el 20 de abril, por causas que aún se desconocen, estallara y se hundiera posteriormente en el mar la plataforma petrolera "Deepwater Horizon", gestionada por la petrolera BP, en un incidente en el que murieron once trabajadores.