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Cuba, entre el júbilo y la cautela

Es el mayor número de excarcelaciones concedidas por el Gobierno cubano en más de una década.

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El ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos (i), reunido con el presidente
cubano, Raúl Castro (2-i), el canciller Bruno Rodríguez (d), y el
cardenal Jaime Ortega y Alamino (2-d).

 

¿Sería la intermediación de la Iglesia, la visita del ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, la huelga de hambre del disidente Guillermo Fariñas o la presión social? ó ¿Sería la sumatoria de todo?

Cualquiera haya sido el motivo, esta semana los cubanos recibieron noticias alentadoras: El compromiso del Gobierno de Raúl Castro de liberar a 52 presos políticos, cinco de los cuales serán excarcelados de forma inminente y viajarán a España en los próximos días.

En mayo comenzó el proceso de diálogo de la Iglesia católica de la isla con el Gobierno de Raúl  Castro. Las gestiones de la jerarquía católica de la isla han contado con el apoyo y “acompañamiento” del Gobierno español, cuyo ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, culminó el miércoles una visita a Cuba con el anuncio de estas excarcelaciones.

El canciller español anunció el miércoles que los 52 presos podrán viajar a España “si así lo desean” acompañados de sus familias.

Uno de los aspectos de estas liberaciones que no se ha aclarado plenamente es si estos opositores tendrán que abandonar Cuba de forma obligada.

De hecho algunos miembros de la disidencia interna de la isla y organizaciones como la campaña “OZT: Yo acuso al Gobierno cubano” han criticado que se condicione la libertad al “destierro”.

La campaña aseguró que esta vinculación es “la carnada y el anzuelo que se le ofrece al movimiento democrático cubano, y que no vamos a morder”.

El jueves la Iglesia católica cubana anunció de que los primeros cinco presos en quedar liberados serán Antonio Villarreal, Lester González, Luis Milán Fernández, José Luis García Paneque y Pablo Pacheco Ávila.

Además, el Gobierno de Raúl Castro comunicó el jueves a la Iglesia que otros seis presos políticos serán “acercados” a centros penitenciarios de sus provincias de origen.

Tras el anuncio del compromiso del Gobierno cubano para las liberaciones, el disidente Guillermo Fariñas abandonó el jueves la huelga de hambre que comenzó hace más de cuatro meses.

Tras un ayuno de 134 días, Fariñas decidió posponer su protesta durante el plazo dado por el régimen -tres o cuatro meses- para liberar gradualmente a todos los presos que quedaban en la cárcel del “grupo de los 75”, que fueron condenados tras la ola represiva de la “Primavera Negra” de 2003.

Reacciones

Con optimismo, pero también cautela y, en algunos casos, escepticismo fue recibido el anuncio de que el Gobierno de Cuba liberará a 52 presos políticos.

El anuncio de la liberación de 52 presos políticos en Cuba “ha tardado” en llegar pero es un acontecimiento “positivo”, aseguró el jueves la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, expresó de nuevo su satisfacción por el anuncio de la liberación de 52 presos políticos cubanos, y también celebró la decisión de Guillermo Fariñas de abandonar su huelga de hambre.

Por su parte, Amnistía Internacional (AI) reclamó al Gobierno cubano que ponga en libertad a todos esos reclusos inmediatamente en lugar de hacerlo por fases.

La disidencia interna cubana cifra en 167 los presos políticos que hay en Cuba, incluidos esos 52.

Por su parte, la reconocida bloguera cubana Yoaní Sánchez escribió en Twitter: “Ceden, claro que ceden. Los gobiernos ante la presion ciudadana si que ceden”.

La huelga de hambre comenzó en homenaje a Orlando Zapata

El disidente cubano Guillermo Fariñas abandonó el jueves una huelga de hambre y sed de 134 días que comenzó en homenaje al preso Orlando Zapata, fallecido el pasado mes de febrero, también tras un largo ayuno para pedir ser tratado como preso de conciencia.

Con su largo ayuno, este psicólogo y periodista independiente ha puesto en peligro su vida, por la que se temía hace unos días debido a una trombosis yugular.

Guillermo Fariñas ha pasado la mayor parte de su huelga de hambre en la unidad de terapia intensiva del Hospital de Santa Clara, donde fue ingresado el 11 de marzo y donde ha recibido tratamiento médico, así como sueros de hidratación y alimentación parenteral.

Su organismo ha demostrado una extraordinaria capacidad de resistencia después de otros 23 ayunos de protesta realizados desde 1995, los más largos entre 2002 y 2003 (14 meses) y huelgas de hambre, la más prolongada por siete meses, en 2006.

A los 14 años fue elegido militante de la Juventud Comunista y en 1981 fue enviado a la guerra de Angola como integrante de las tropas especiales cubanas a la provincia central de Huambo, donde fue herido en combate y dos veces condecorado, según una autobiografía que entregó a la prensa al inicio de su huelga.

Después, viajó a la antigua Unión Soviética, pero en 1982 se vio obligado a dejar el Ejército cubano después de que en un accidente inhalara un gas neuroparalizante, por el que estuvo internado en un hospital varios meses.

De regreso a Cuba, se le ofreció estudiar una carrera y optó por Psicología, en la que se graduó por la Universidad Central de Las Villas, donde manifestó su desacuerdo con aspectos de la línea política oficial, por lo que fue hostigado a raíz de estudios que realizó sobre la obra del proscrito Sydmund Freud.

Tras su graduación trabajó como psicólogo clínico en un policlínico de la localidad de Camajuaní, y siendo allí secretario general de la Juventud Comunista fue expulsado de la organización por disentir de la dura condena a pena de muerte impuesta en julio de 1989 al general Arnaldo Ochoa, acusado de narcotráfico, actos hostiles contra un Estado extranjero y abuso en el cargo.

Durantes estos años, Fariñas ha estado varias veces en desacuerdo con la política de la isla, por lo cual ha sido detenido en dos oportunidades.

Esta huelga tuvo gran repercusión internacional y le valió varios reconocimientos como el Premio de Derechos Humanos de Weimar de 2006, aunque las autoridades de la isla no le otorgaron el permiso para viajar a recibirlo.