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Las 'cenizas' del abandono de antiguo AMLA

Lleva más de cuatro años abandonado, y el gobierno local analiza utilizarlo para pequeñas organizaciones no gubernamentales debido a gran su espacio.

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Desapercibido pasa un edificio que en su época trajo música y alegría  a residentes del norte de Filadelfia.

Solitaria está desde hace cuatro años la que fuera sede de la Asociación de Músicos Latinoamericanos (AMLA), en el 2726 de la calle 6, mientras los vecinos quieren que se convierta en un lugar para actividades para los jóvenes de la comunidad.

“Mi hija tomó clases ahí (en AMLA), cuando se sienta aquí (al lado del edificio) dice que le da mucha tristeza al verlo así”, comentó Eugenia Rosado, quien vive enfrente de las ahora ruinas.

Personas que trabajan en los locales aledaños, utilizan la sombra del edificio para sentarse a descansar o comer. “Sólo está ahí” dijo uno de los trabajadores de un taller.

El edificio también sirvió en su momento para acoger a Aspira, donde trabajó durante tres años la ahora concejal María Quiñones Sanchez y fue una estación de bomberos.

Debido al estilo renacentista de su arquitectura, tiene sus ventanas protegidas históricamente, explicó Quiñones, y por este motivo no se puede demoler.

“Su arquitectura es impresionante, no conozco su historia, pero debería de convertirse en algo que la continúe”, comentó Lisa Braidwood, quien caminaba sobre la calle 6.

Ahora, su futuro está a la espera de una decisión de su propietario, la Ciudad. Quiñones, concejal del Distrito Siete, donde se encuentra el edificio, expresó que hay intenciones de hacer algo con él.

“Estamos en conversaciones para utilizarlo como incubadora de pequeñas organizaciones no gubernamentales, así que la idea es poner aquellas que trabajen en desarrollo empresarial con un préstamo para hacer arreglos técnicos, ya que el edificio permite ser un salón de usos múltiples”, explicó

El sistema eléctrico del edificio costaría $6 mil para arreglarlo, y el techo serían $200 mil más. “En total serían $350 mil (en reparaciones)”, aclaró Quiñones. “Y como le pertenece a la ciudad, puedo poner un poco de mi dinero para arreglarlo”.

“Sabemos que estamos en una recesión, pero tenemos que hacer algo que haga que renazca la comunidad (...) sea lo que sea tiene que ser algo que dé un segundo aire a la comunidad”, dijo Derrick Weary, vecino del edificio.

“Me gustaría que hicieran una escuela (...) o una guardería, o clases de verano para niños que están ahí en las calles”, comentó Rosado.

Su vecino, Basilio González, dijo que “si es algo que no queramos en la comunidad (...) un prostíbulo o una barra (...) pues no lo vamos a permitir”.

Weary reafirmó que “los jóvenes necesitan algo ahora. Hay que enseñarles que hay más que cárceles para ellos, así que espero que hagan algo que eduque a la comunidad joven, más de lo que (en verdad) eso significa”.

Como cualquier edificio abandonado, la comunidad comenta que hay personas que se meten a dormir o drogarse, mientras que otras entran a robarse las pocas cosas que aun quedan adentro. “Está abandonado, es común que la gente quiera entrar y sacar cosas”, dijo Weary.

Rosado vio “que por la parte de atrás rompieron (la puerta trasera) y alguien entró a dormir”. Es por esto que la comunidad quiere “ver qué tiene en mente el gobierno”, dijo González.

El edificio es algo bello como para que se derrumbe, así que lo más apropiado sería que el gobierno lo convierta en un lugar para jóvenes debido a la escasez de lugares para ellos, coincidieron los vecinos del inmueble.

El edificio está en la misma parcela que la reserva de agua para la comunidad y la biblioteca pública Lilian Marrero, también propiedad de la ciudad.