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Economías latinoamericanas aceleran el paso

Latinoamérica está experimentando un robusto crecimiento económico para envidia de sus contrapartes del norte.     

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Mientras a Estados Unidos y Europa les inquietan los enormes déficits y las amenazas a su frágil recuperación, esta región tiene una sorpresa inesperada. Latinoamérica, acosada en el pasado por impagos de deuda, devaluaciones monetarias y la necesidad de que países ricos la rescatara, está experimentando un robusto crecimiento económico para envidia de sus contrapartes del norte.

La fuerte demanda asiática de productos primarios como mineral de hierro, estaño y oro, combinada con políticas en varias economías latinoamericanas que ayudan a controlar los déficits y a mantener baja la inflación, están fomentando la inversión y alimentando gran parte del crecimiento. El Banco Mundial pronostica que la economía de la región crecerá 4.5% este año.

El auge reciente de la actividad económica latinoamericana ha superado las expectativas incluso de muchos de los gobiernos de estos mismos países. Brasil, la potencia emergente de la región, está encabezando la recuperación después de la caída de 2009, creciendo 9% durante el primer trimestre en comparación con el mismo periodo del año previo. La banca central de Brasil informó este miércoles que el crecimiento para 2010 podría ascender a 7.3%, siendo la expansión más grande de la nación en 24 años.

Luego de una breve contracción del año pasado, la economía de México creció 4.3% durante el primer trimestre y podría alcanzar 5% este año, según ha informado el gobierno mexicano, posiblemente superando a la economía estadounidense.

Los países más chicos también están creciendo rápido. Aquí, en Perú, donde siguen frescos los recuerdos de una economía en pedazos a consecuencia de una hiperinflación y una brutal guerra de dos décadas contra rebeldes maoístas que dejó casi 70,000 personas muertas, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó 9.3% en abril, en comparación con el mismo mes del año pasado.

“Estamos presenciando las que probablemente sean las mejores condiciones económicas que he visto en Perú durante toda mi vida”, dice Mario Zamora, un hombre de 70 años que es dueño de seis farmacias en Los Olivos, un bullicioso distrito de clase trabajadora del norte de Lima, donde se han asentado miles de migrantes pobres de las tierras altas del país.

El vigor se mezcla con los granos de arena alrededor de sus farmacias. Un Domino’s Pizza se pelea los clientes con restaurantes peruanos-chinos llamados chifas. Motocicletas que operan como taxis llevan pasajeros a clubes nocturnos. La competencia, en forma de una cadena chilena de farmacias recién llegada, está a la vuelta de la esquina desde su negocio principal.

Los Olivos permite echar una mirada al crecimiento que está sacando de la pobreza a algunas partes de Latinoamérica, aunque persisten las grandes excepciones. En Venezuela, la escasez de electricidad y el temor a las expropiaciones provocaron que el PIB se redujera 5.8% durante el primer trimestre.

Pero Venezuela, y en menor grado Ecuador, otro país dependiente del petróleo cuyo crecimiento es menor que el de su vecino, parecen ser las excepciones de una tendencia más general.

Incluso países chicos ideológicamente alineados con Venezuela han adoptado políticas pragmáticas con buenos resultados. Mientras a Europa la dominaban los temores de contagio de la crisis de deuda de Grecia, la agencia Standard & Poor’s elevó la calificación de Bolivia en mayo, mencionando sus sólidas finanzas públicas.

El crecimiento latinoamericano refleja principalmente una profundización de sus relaciones con Asia, donde China y otros países también están creciendo rápido. El año pasado, China superó a Estados Unidos como el principal socio comercial de Brasil y es el segundo socio comercial de países como Venezuela y Colombia, el principal aliado de Washington en la región.

Algunos especialistas en historia económica latinoamericana, caracterizada por altibajos, afirman que la fuerte recuperación podría durar poco, señalando las políticas volátiles de algunos sitios, la excesiva dependencia en exportaciones de productos primarios y los riesgos de incrementar marcadamente el comercio con China.

Michael Pettis, especialista de la Universidad de Pekín en relaciones financieras de China con países en desarrollo, afirma que la región está especialmente expuesta a las políticas chinas que han incrementado la demanda mundial de productos primarios, incluyendo lo que parece ser un almacenamiento chino de éstos.

Otros economistas, incluyendo a Nicolás Eyzaguirre, director del departamento de Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), sugieren que las bajas tasas de interés internacionales, otro factor que ha apuntalado el crecimiento latinoamericano, no durarán mucho tiempo. Aún así, aplauden las políticas internas que están posibilitando el crecimiento.

Dentro mismo FMI, la recuperación de Latinoamérica se está traduciendo en un nuevo equilibrio político, particularmente para Brasil, que ha pagado su deuda y está buscando mejorar el peso de su voto. Mientras Brasil registra un nivel de crecimiento como el de China, el Presidente Luiz Inacio Lula da Silva está formando ambiciones de poder blando, con empresas como una estación estatal de televisión que transmitirá a naciones africanas.

Perú, cuyo crecimiento económico se espera que rivalice o supere al de Brasil durante los siguientes años, ejemplifica los desafíos que aún quedan en una economía candente.

El país presume de empresas activas como Ajegroup, fundada durante el caos de la década de 1980. Actualmente, la empresa de bebidas compite con gigantes como Coca-Cola, no sólo en Perú sino que también en otros países latinoamericanos.

La inversión extranjera ha inundado Perú, principalmente en minería. Pero esta inversión revela debilidades y fortalezas. La minería representa casi 8% de la actividad económica del país pero alrededor de la mitad de los ingresos fiscales, creando problemas cuando cae el precio de las exportaciones, dice Pedro Pablo Kuczynski, un ex ministro de Finanzas peruano.

También persisten profundas desigualdades, especialmente entre Lima, la ciudad capital, y las tierras altas andinas y la selva de la cuenca amazónica, donde facciones del grupo guerrillero Sendero Luminoso alimentan el comercio de cocaína. Hasta 70% de la fuerza laboral sigue trabajando por fuera del sistema impositivo, privando de beneficios a los empleados y de ingresos al gobierno.

Pero parte del brillo en el auge de Perú parece estar pavimentando el camino para una prosperidad duradera. Felipe Castillo, un hombre de 60 años que es alcalde de Los Olivos, está invirtiendo los ingresos fiscales en una nueva universidad municipal de baja colegiatura para 4,000 estudiantes. Hace poco inspeccionó la estructura de 11 pisos, en un barrio pobre que ha comenzado a tomar la forma de un distrito de clase media baja.

“Tal vez los estudiantes de esta institución”, dice, “verán los errores de nuestra política económica previa como características trágicas de una era pasada”.