Alto y solitario, el edificio lanza una gran sombra sobre la avenida Lehigh. Luce como castillo, pero sin ninguna majestad. Se erige en la 701 de la Avenida Lehigh, en el área de Fairhill. Es una sede abandonada de la escuela Julia De Burgos.

Un mero eco de lo que fue, el edificio está actualmente vacante, su destino en el limbo, esperando que el Distrito Escolar de Filadelfia decida en qué se convertirá.

Construido en 1903, esta estructura fue originalmente la Northeast Manual Training School, una escuela técnica masculina. Estaba concebida para estudiantes que querían concentrarse en Ingeniería en vez de una educación general. Sin embargo, en 1957, esta escuela técnica se mudó a otro lugar de Filadelfia y el edificio se convirtió hasta 1988 en la secundaria Thomas Alva Edison.

Al mirarlo, nadie pensaría que esta propiedad está llena de historia y tragedia. El edificio es un complejo de estilo gótico que en el pasado estuvo rodeado de controversia.

El cambio de ubicación de la escuela técnica en los años cincuenta fue visto como una decisión basada en discriminación, según reportó en el 2004 el Philadelphia Inquirer. A la nueva escuela pasaron los alumnos considerados “dotados y talentosos”, mientras en el edificio viejo se quedaron muchos de los que apenas podían acudir a una escuela pública, en su mayoría afroamericanos e hispanos.

Al final, la Escuela de Entrenamiento Manual del Noreste fue dejada en el olvido cuando un nuevo edificio fue construido.

La historia del edificio está también llena de tristeza, ya que la Edison fue la secundaria con más muertes en el país durante la guerra de Vietnam, con 64 de sus antiguos estudiantes.

“Es importante recordar que en esta escuela hubo tantos muertos de Vietnam”, dijo Wilfredo González, un puertorriqueño del Latin American Legion Post 840.

El Distrito Escolar, dueño de esta estructura, no respondió sobre los planes que tiene para este edificio deteriorado.

Entre tanto, mientras se cae a pedazos, los vecinos del lugar están inconformes y especulan sobre en qué debería  convertirse. Discuten sobre opciones como un parque, un ancianato y un mercado.

“Yo pienso que si lo tumban sería mejor hacer un parque de niños”, dijo María Serrano, residente del área. “Es peligroso que jueguen en la calle. Y un mercado sería terrible porque mercados es lo más que hay. Y un asilo de ancianos tampoco. Pero por aquí honestamente no hay parque, y sería mejor que jueguen allí en vez de la calle.”

“Deberían de tumbarlo hace tiempo porque lo único que hace la gente es robarle metal y materiales”, dijo Wanda Rivera. “Lo único que sé es que era una escuela y lo cerraron porque había algo en las paredes”.

“Yo pienso que sería mejor hacerlo un asilo por los ‘seniors’ (adultos). Siempre me están preguntando por ‘housing’ (alojamiento). No tenemos nada para los ancianos”, dijo Félix Rodríguez, supervisor del Proyecto de Revitalización de Mujeres, que está justo detrás del edificio.

Los vecinos tienen ideas diferentes de lo que debe ser el edificio en el futuro, pero coinciden en que lo deben tumbar.