Agentes federales dispararon unapistola eléctrica contra Anastasio
Hernández Rojas, un inmigrante
detenido en San Diego que murió el viernes, según admitió el miércoles el
Gobierno, que confirmó la recepción de una nota de protesta de
México.

De acuerdo con las autoridades, Hernández Rojas había
entrado
ilegalmente en EE.UU. y estaba siendo procesado para su repatriación
en el puesto fronterizo de San Ysidro, al otro lado de la localidad
mexicana de Tijuana, cuando "se puso violento".

"Tras órdenes
repetidas para que parase, uno de los agentes usó
una pistola eléctrica para controlar
al individuo y para garantizar
la seguridad de los agentes", dijo la Patrulla Fronteriza en un
comunicado.

Ese tipo de pistolas,
llamadas "taser" en inglés, aplican una
descarga eléctrica que incapacita temporalmente a la persona, aunque
su uso es controvertido porque ha habido casos de daños graves y
muertes.

El Gobierno de EE.UU. no ha adelantado la posible causa
del
fallecimiento de Hernández Rojas, la cual será determinada por una
investigación que llevan a cabo el departamento de policía de San
Diego y la Patrulla Fronteriza.

La Comisión Nacional de Derechos
Humanos mexicana (CNDH) ha
denunciado que Hernández Rojas fue golpeado por al menos 20 agentes
"presuntamente por resistirse a su repatriación".

"Le golpearon
repetidamente y le aplicaron descargas eléctricas
aun cuando ya no ofrecía resistencia", indicó la CNDH.

El
Gobierno de EE.UU. reconoció hoy el uso de la pistola
eléctrica
contra él, pero no mencionó que hubiera sido golpeado.

El
Gobierno mexicano ha expresado su "indignación" y su "más
enérgica condena" por la muerte, y ha pedido una investigación a
Estados Unidos.

El portavoz del Departamento de Estado, Philip
Crowley, confirmó
hoy que la Administración del presidente Barack Obama ha recibido
"la nota diplomática del Gobierno de México". "Lamentamos la
muerte", afirmó el funcionario en su rueda de prensa diaria.

En
su comunicado, la Patrulla Fronteriza dijo que los agentes
llamaron a personal médico de emergencia inmediatamente tras el
altercado con Hernández Rojas, quien fue transportado al hospital.

Además
informó de que Gobierno ha permitido la entrada en EE.UU. de
algunos parientes.

Según familiares de la víctima, Hernández
Rojas había residido
durante más de 20 años en el condado de San Diego y murió de un paro
respiratorio después de que se le diagnosticara muerte cerebral.

Crowley
dijo que el incidente pone de manifiesto la pérdida de
vidas que ocurre cada año en la frontera por el flujo de inmigrantes
que entran en EE.UU.

"Por eso es que la administración respalda
una reforma migratoria
amplia", dijo Crowley, que consideró que ésa es "la única vía para
normalizar y expandir las oportunidades para los inmigrantes que
quieren entrar en EE.UU. y para que lo hagan legalmente".