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Pianos de México se exhiben en un pueblo casi fantasma

La mayor colección de pianos clásicos se exhibe en el único museo de El Triunfo, una pequeña y silenciosa localidad del noroeste de México.

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La mayor colección de pianos
clásicos de México se exhibe en el único museo de El Triunfo, una
pequeña y silenciosa localidad del noroeste de México plagada de
casas abandonadas, que en ocasiones llega a parecer un pueblo
fantasma.

"¿Dónde se fue toda la gente?", pregunta un folleto
turístico que
explica la historia de la población, de unos cuantos cientos de
habitantes, en la que se pueden ver los restos oxidados de la
maquinaria y las ruinas de ladrillo del horno de la fundidora y los
almacenes de una antigua mina de oro y plata cerrada en 1926.

El
Triunfo fue la ciudad más importante del estado de Baja
California Sur en su día, y la primera de la región en contar con
servicio de electricidad y teléfono, después de que se encontrara
oro y plata en las montañas en 1878, lo que atrajo a gente de países
como Inglaterra, China, Alemania, Italia o Francia.

En esa época
la ciudad llegó a tener 19.000 habitantes, la
mayoría de los cuales trabajaban en la Progresso Mining Company,
pero hoy las calles lucen vacías y los automovilistas no se detienen
en el pueblo, pues sólo disminuyen la velocidad al pasar por los
badenes (topes) de la carretera que lo atraviesa.

Sin embargo,
allí se encuentra el Museo de la Música, una antigua
casona que sirvió como taller de herramientas para minería, la cual
aloja una impresionante colección de 87 pianos antiguos, la mayor
del país.

El museo se erige no lejos de "la Ramona", una chimenea
centenaria de 47 metros de altura diseñada por Gustave Eiffel en la
misma época en que creó su famosa torre de París; y de "Julia", otra
chimenea de 30 metros de altura y mayor antigüedad.

El director
del museo es Nicolás Carrillo, un pianista
profesional de 69 años originario de El Triunfo, quien tras una
exitosa carrera como concertista regresó a su tierra natal.

En
entrevista con Efe, Carrillo, curador del museo y quien
atiende personalmente a los escasos visitantes, a los que cobra 20
pesos (1,5 dólares) de entrada, explicó que la Casa de la Música se
estableció en 2003 en convenio con la Secretaría de Turismo de Baja
California Sur.

"Como base de la colección se tomaron los pianos
que existían en
el Teatro de la Ópera, actualmente sede de algunas oficinas del
estado, donde se encontró el más viejo de los ejemplares del museo,
un piano de 1796 fabricado por Jonas Chickering en Boston (EEUU)",
señaló.

"Hay decenas de pianos de principios del siglo XIX,
algunos de
los cuales fueron donados por ciudades y pueblos vecinos como Todos
Santos, Los Barriles, La Paz, Cabo San Lucas o San José del Cabo",
agregó.

Algunos instrumentos tienen historias curiosas, como un
piano
Monarck construido en 1880, que fue enterrado cinco años para evitar
que cayera en las manos de las huestes revolucionarias de la guerra
civil desatada en 1910 y posteriormente rescatado y restaurado.

Asimismo,
el museo cuenta con otros instrumentos como chelos,
violines y viejos reproductores de música, algunos producidos por
Tomás Alva Edison.

Muchos de los pianos eran propiedad de las
compañías mineras que
se ubicaron en el pueblo, durante el breve periodo de florecimiento
cultural que vivió El Triunfo, momento en el que los conciertos y
los espectáculos de música clásica eran comunes.

Entre
clavicordios y hasta un piano provenzal francés blanco,
Carrillo, un hombre extravagante que usa zapatos de tacón y
maquillaje, ofrece recitales de piano a los pocos habitantes del
lugar, al estilo de un "Liberace" mexicano.

En la tienda del
museo se pueden comprar recuerdos del museo,
postales y discos compactos con grabaciones de Carrillo, quien
también da clases de piano.