Juan Manuel Santos y Antanas
Mockus, los
candidatos favoritos en las encuestas para las elecciones
presidenciales del próximo domingo en Colombia,
coincidieron el jueves en
que no negociarán un canje de rehenes por guerrilleros de las FARC
presos e insistirán en el rescate militar de los secuestrados.

Durante
el penúltimo debate televisivo entre los seis principales
aspirantes presidenciales, Santos, ex ministro de Defensa, y Mockus,
ex alcalde de Bogotá, indicaron que hay que ser firmes contra la
guerrilla en el llamado "acuerdo humanitario" de canje con las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC).

"El acuerdo humanitario no tiene nada de humanitario
(...) es un
juego de las FARC con el dolor de las familias y el dolor de los
secuestrados", dijo Santos, candidato del oficialista Partido Social
de Unidad Nacional o Partido de la U.

Agregó que negociar el
canje con las FARC es incentivar el
secuestro, en momentos en que se ha presentado una importante
reducción de ese delito por la fuerte presencia de las fuerzas
militares.

"Al rescate militar no se puede renunciar nunca. Los
rescates han
sido en su gran mayoría exitosos, acuérdense de la Operación Jaque",
añadió el candidato oficialista, en referencia al operativo que
permitió rescatar a 15 rehenes de las FARC en 2008, entre ellos la
ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres estadounidenses.

Mockus,
candidato del Partido Verde, indicó por su parte que no
se debe negociar con las FARC alrededor del tema del secuestro y
dijo que la opción para las liberaciones "unilaterales" e
incondicionales debe ser facilitada por la Cruz Roja Internacional o
la Iglesia católica.

"Toca ser muy firmes y esperar la liberación
unilateral", dijo al
subrayar que en el actual Gobierno del presidente Álvaro Uribe se
han enviado señales a los rebeldes para que continúen con la
práctica del secuestro.

"Querían arrodillar al Estado colombiano y ponerlo en condición
de simetría y ese es un objetivo político importante de las FARC",
advirtió al argumentar: "Si todos fueran capaces de tomar la
decisión de ser firmes y radicales, (los secuestrados) saldrían más
rápido que si estamos negociando de a poquitos".

En ese sentido,
la tercera en las encuestas y candidata por el
Partido Conservador, Noemí Sanín, indicó que no le cree ninguna
promesa a las FARC y apostó por un rescate militar de los rehenes.

Subrayó
además que, después del rescate de Betancourt, ciudadana
colombo-francesa, y de los tres estadounidenses, la comunidad
internacional se olvidó de los secuestrados.

"Hay que conseguir
más presión hacia la guerrilla", expresó.

El más radical en
contra del canje fue el candidato de Cambio
Radical, Germán Vargas Lleras, quien señaló que el acuerdo
humanitario no es más que "una frase bonita para algo atroz".

"Este
país no aceptaría que de un día para otro se abran las
puertas de las cárceles para que salgan miles de delincuentes,
aceptar eso es decir que el secuestro es un instrumento de lucha
política", advirtió.

Asimismo, indicó que el día que Colombia acepte un canje de
rehenes por guerrilleros presos se habrá renunciado a "ganar la
guerra y poner fin al conflicto".

El aspirante por el Partido
Liberal, Rafael Pardo, indicó a su
turno que se deben tener abiertas tres opciones: un acuerdo
humanitario, liberaciones unilaterales y rescate con acciones de la
fuerza publica.

Les recordó a los candidatos "sentados a la
derecha" que Israel
es un país que tiene políticas "más duras" que las de Vargas Lleras
y ha aceptado hacer canjes con los palestinos.

El izquierdista
Gustavo Petro, del Polo Democrático Alternativo
(PDA), respaldó las tres opciones mencionadas por Pardo e indicó que
haría el acuerdo de canje si las FARC son capaces de liberar a todos
los secuestrados y hacer el compromiso de no volver a secuestrar en
el futuro.

"Los convoco (a los guerrilleros) a abandonar
definitivamente la
práctica del secuestro hacia adelante y yo convoco luego al canje",
agregó.

La guerrilla tiene en su poder a 22 policías y militares,
a los
que busca canjear por sus hombres presos en cárceles de Colombia y
Estados Unidos.