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Relación entre inmigrantes y reducción crímenes

La llegada en masa de inmigrantes durante las últimas dos décadas explicaría la reducción.

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La llegada en masa de inmigrantes a cientos de ciudades de Estados Unidos durante las últimas dos décadas explicaría la importante reducción en el número de crímenes violentos en esas urbes, afirma un sociólogo de Colorado.

Tim Wadsworth, profesor de sociología en la Universidad de Colorado en Boulder, afirmó que tras haber investigado el fenómeno
concluyó que "las ciudades con el mayor número de inmigrantes entre 1990 y 2000 experimentaron la mayor reducción en el índice de
homicidios y robos".

Al anunciar este jueves los resultados de su estudio (que se publicará en detalle en la edición de junio de la revista Social
Science Quarterly), Wadsworth explicó que hace cuatro años leyó una columna en el New York Times en la que se presentaba la hipótesis de
que existía una relación entre inmigración y descenso en crímenes.

Esa columna, publicada el 11 de marzo de 2006, fue escrita por el Dr. Robert J. Sampson, sociólogo de Harvard, y se titulaba "Las
puertas abiertas no invitan a los criminales".

"Mi reacción fue que eso era algo realmente interesante y que era una hipótesis que se podía poner a prueba", comentó.

Para ello, Wadsworth usó reportes del FBI sobre actividades criminales y estadísticas del Censo de 459 ciudades con poblaciones
superiores a los 50.000 habitantes.

El investigador midió el crecimiento de la comunidad inmigrante en ese periodo en las ciudades seleccionadas porque en ellas se
concentra un 80 por ciento de los crímenes violentos del país.

Explicó que no hizo una diferencia entre inmigrantes legales e indocumentados porque "esa distinción es difícil", debido a que ni
siquiera el Censo puede proveer esos datos.

Para poner a prueba la hipótesis propuesta por Sampson, Wadsworth eligió las estadísticas sobre robos y homicidios debido a que son
los dos crímenes que más se reportan.

Al comparar las estadísticas de inmigración con los reportes de criminalidad, Wadsworth concluyó que las ciudades que experimentaron
el mayor crecimiento de inmigrantes o de la población de nuevos inmigrantes a partir de 1990 tienden a exhibir una aguda reducción
en crímenes violentos.

Wadsworth reconoció que sus conclusiones "contradicen mucho de la retórica pública sobre la relación entre inmigración y
criminalidad", sobre todo en el caso de lo que se expresa en blogs en Internet y en otros medios.

Sin embargo, el análisis presentado por el sociólogo de Colorado coincide con dos reportes a nivel estatal.

Recientemente el diario Arizona Republic publicó un informe en el que se sostenía que el índice de criminalidad en las ciudades
fronterizas se ha mantenido estable durante la última década, a pesar del aumento de la violencia (por el narcotráfico) al otro lado
de la frontera.

Y otro estudio, publicado en 2008 por la Universidad de Nebraska en Kearney y basado en quince años (1990-2005) de estadísticas
judiciales de varias ciudades de ese estado, concluyó que la llegada de inmigrantes no solamente no produjo un aumento en la criminalidad
en esas ciudades sino que de hecho contribuyó a reducirla.

"Desde finales del siglo XIX hasta el presente la asociación entre inmigración y criminalidad ha sido el punto central del
discurso anti-inmigrante y de las políticas públicas. Aunque ha habido escasas investigaciones empíricas en respaldo de esa
sugerencia, ese punto de vista ha persistido con poco debate", escribió Wadsworth en su reporte.

Wadsworth realizó un estudio estadístico a largo plazo en el que encontró que las oleadas de actividades criminales no siguen a las
oleadas inmigratorias.

"Esto sugiere que Sampson tenía razón y que la inmigración puede ser parcialmente responsable por la disminución de los crímenes
violentos", aseveró.

En números concretos, y teniendo en cuenta otros factores (como la situación económica de cada ciudad), Wadsworth halló que, como
promedio, la llegada de los nuevos inmigrantes fue acompañada por una reducción del 9,3 por ciento en el caso de homicidios y del
22,2 por ciento en el caso de robos.

Aunque la razón exacta de esa correlación aún no se ha estudiado, Wadsworth especuló que podría deberse a que los inmigrantes tienen
fuertes valores familiares, culturales y religiosos que en general operan como factores que previenen el crimen.

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