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"Gobernadora Brewer, no soy una criminal"

Claudia Chacón es madre soltera, trabajadora y una de las 450 mil personas a las que su vida se desmorona tras la ley 1070.

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El taller mecánico donde trabaja Claudia Chacón se paralizó como toda Arizona el viernes 23 de abril cuando la gobernadora Jan Brewer firmó la 1070 que criminaliza indocumentados.

“Todos estábamos callados, atentos escuchando el radio, y cuando la aprobó todos nos miramos con ganas de llorar. Sentí coraje, miedo, tristeza y decepción. No pensé que fuera capaz”.

La mexicana de 27 años siente que sus oportunidades se extinguieron aún más.

 Una sola meta sí la tiene clara: tratar de darle a su hijo de seis años la mejor calidad de vida posible.

Chacón es madre soltera y una de las tantas personas a las que hoy en su estado se les desmorona la vida. Ella es originaría de Chihuahua, y lleva 15 años viviendo en Phoenix, Arizona.

“Me vine cuando tenía 11 años a vivir con mi abuela para entrar a la escuela y pues para progresar”, dijo Chacón.

Según relató, los primeros años en Estados Unidos fueron felices hasta que terminó la “high school” y a pesar de las ganas que tenía de asistir a la universidad y ser trabajadora social se topó con la verdad: Sin un Seguro Social sería imposible.

“Entonces comencé a trabajar en el taller mecánico de mi tío, en donde el 90 por ciento de nuestra clientela es hispana”, dijo Chacón.

La vida ya de por sí no es fácil para esta joven, ya que su hijo Eliel, quien es ciudadano estadounidense, está enfermo y los 18 médicos que lo han examinado no han podio dar un diagnostico exacto de su mal.

“Vivo en un apartamento con mi hijo. Me levantó muy temprano para llevarlo a la escuela y venir a trabajar. Salgo como a las seis de la tarde, lo recojo, le doy de comer y hacemos la tarea. Los fines de semana me gusta llevarlo al parque o al cine”, relató.

Sin embargo, en 90 días, cuando la ley 1070 que permite que la Policía detenga a cualquiera que sospeche es indocumentado, entre en vigor eso va a cambiar.

“Voy a tratar de manejar lo menos posible. Me imagino que me quedaré encerrada con el niño y trataré de salir lo menos que pueda”, señaló.

Chacón vive con pánico de que la deporten y separen de su hijo.

“Cuando voy manejando y un policía pasa junto a mi siento que el corazón se me detiene”. Chacón no es la única con miedo. “Todos estamos así. En el taller donde trabajo no se habla de otra cosa”.

El tío de Chacón, dueño del taller es documentado, sin embargo, está preocupado porque la mayoría de su clientela son inmigrantes que le han dicho se irán de Arizona lo antes posible. “Esto ha afectado el negocio muchísimo, desde el viernes no hemos tenido casi gente”, dijo Chacón.

Se estima que en Arizona residen 450 mil inmigrantes indocumentados y es la zona con más actividad de cruce de indocumentados de toda la frontera. “Muchos han dicho que se van para Nevada o California”, dijo Chacón.

Para ella trasladarse a otro estado no es una opción y prefiere regresar a México donde viven sus padres. Chacón se iría al estado de Chihuahua en donde la violencia ha llegado a tal grado que el pasado 28 de abril murieron 32 personas en menos de 24 horas.

Mientras los políticos que dirigen el país debaten una ley anti-inmigrante Chacón se debate entre vivir en México temiendo de los narcos o en Estados Unidos temiendo de los policías.

“Si pudiera decirle algo a la gobernadora sería que he vivido casi toda mi vida aquí, Phoenix es mi casa y yo no soy una criminal”.

 

“La mayoría de la gente es trabajadora y buena”

Según el sacerdote católico Ernesto Reynoso, quien estuvo a cargo de la iglesia Santísima Trinidad en el norte de Phoenix durante dos años, el rechazo a los hispanos se siente desde hace tiempo.

“Desde que el alguacil (Joe) Arpaio comenzó con sus medidas, la gente decía que le daba miedo manejar. A veces hasta un carro destartalado era suficiente para que la policía identificara a los inmigrantes y los persiguiera para detenerlos con cualquier pretexto”, dijo Reynoso.

En su iglesia, los feligreses eran de diferentes clases sociales, pero la mayoría hispanos. Había desde personas con doctorados hasta inmigrantes indocumentados, “lo que los une es que buscan la misa en español”, dijo Reynoso.

Con respecto a los argumentos de la ley 1070 de que la mayoría de los inmigrantes indocumentados cometen crímenes, el padre Reynoso dijo que “es sólo un pretexto, la mayoría son gente trabajadora y buena que paga sus impuestos”.

Reynoso relató que desde hace tiempo se buscaba implementar leyes así, quizás porque los medios en ese estado han creado una retórica de odio entre la gente blanca.

“A veces los norteamericanos sí piensan mal de los hispanos, pero es porque están mal informados, viven con miedos, de que los van a invadir o por ejemplo, cosas erróneas como que el 911 fue causado por inmigrantes”, señaló.

Además, agregó que la iglesia en Arizona está haciendo todo lo posible por resguardar los Derechos Humanos de las personas sin importar su estatus migratorio.

“Nuestro llamado no es estar en la política, sin embargo ayudar a la comunidad a través de programas para que sepan sus derechos y qué hacer en caso de una detención”, dijo Reynoso.

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