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Violencia juvenil: Adolescentes y los nuevos "juegos" mortales

Entre golpear al azar, los “Flash Mobs” y los ataques raciales.

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Una noche Vincent Poppa regresaba a su casa de retiro tras ir a comprar un refresco. Cuando pasaba por el parque Finnegan, en el sureste de Filadelfia, fue golpeado con una pistola en la nuca. Mientras yacía en el suelo indefenso e inconsciente fue golpeado una y otra vez. Poppa, de 71 años, quien sufrió un ataque al corazón durante el asalto, fue víctima de un nuevo y violento juego llamado “encuentra y destruye”. Con sólo 11 años, uno de sus asaltantes enfrenta cargos de asalto agravado.

Por su parte, Sean Conroy, de 36 años viajaba en el tren EL de la línea Market-Frankford cuando recibió un golpe fatal en la cara. Los asaltantes, todos adolescentes, se reían mientras Conroy convulsionaba y moría en la plataforma del tren subterráneo de un ataque de asma causado por las lesiones. Kinta Stanton, quien cursa el décimo grado en la Simon Gratz High School confesó el asesinato argumentado que el objetivo no era robar sino diversión. La estudiante dijo a la Policía que ella y sus amigos sólo querían “golpear a alguien”.

En la corte, la madre de Conroy se dirigió a la pandilla de adolescentes después de la sentencia y dijo: “Era mi corazón, mi alma. Me despierto en las noches pensando en sus súplicas de ayuda mientras ustedes se reían. No comprendo por qué se ríen. Ustedes se rieron hasta en el momento del veredicto”.

Incidentes violentos como este y la creciente ola de los llamados ‘Flash Mobs’ han transformado la calle South en un territorio de anarquía, y a los adolescentes de Filadelfia le has dado una reputación hostil de incontrolables.

El alcalde Michael Nutter había destinado $25 millones del presupuesto de los próximos cinco años a programas de reducción de violencia juvenil y 2,5 millones al Departamento de Recreación. Pero, después de una serie de recortes de $108 millones,  la ciudad cerró centros recreativos y piscinas públicas que albergaban programas para después de la escuela.

Algunos otros incidentes de violencia juvenil incluyen los de la escuela South Philadelphia High School en donde la falta de atención fue obvia. Durante una investigación ligada a una demanda federal hacía el Distrito Escolar, seis estudiantes asiáticos que fueron golpeados por estudiantes afroamericanos,  aseguraron que información crítica que ellos proporcionaron no se incluyó en el reporte.

La demanda es un caso de derechos civiles interpuesta en el Departamento de Justicia y cita 26 asaltos individuales hacia estudiantes asiáticos que ocurrieron durante en ciclo escolar 2008-09.

De acuerdo con un documento legal que publicó el periódico The Philadelphia Inquirer, un estudiante fue golpeado tan duro que “se rompieron los huesos de su cara”. Otro joven fue atacado tantas veces que decidió dejar la escuela. En una queja federal, oficiales del Distrito Escolar, catalogaron el informe de “exagerado” y “lastimoso” y se negaron a hablar acerca de los detalles en las declaraciones en su contra.  

Así mismo, el Distrito planea disminuir la violencia con entrenamientos de diversidad para maestros, estudiantes y personal.

Según un estudio de la Alianza de Excelencia en Educación, un estimado de 16.400 estudiantes dejaron la escuela antes de graduarse en el 2008. El estudio sugiere que si Filadelfia disminuyera su tasa de deserción escolar a la mitad, habría 900 trabajos nuevos los cuales incrementarían el producto interno bruto a casi $159 millones. Además, el estudio indicó que el decremento de deserción incrementaría los ingresos de impuestos en $18 millones o más.

El reverendo Cheryl Coleman de la iglesia Walters Memorial AME, en la calle South, piensa que hay una necesidad de liderazgo en la juventud de Filadelfia. “Tenemos que ser mejores en darles a nuestros jóvenes algo que hacer. Tenemos que darles guías  creando actividades y educándolos para mantenerlos fuera de las calles”.

El alcalde exhortó a los padres y a líderes comunitarios a tomar un rol más activo en la vida de los adolescentes  citando las limitaciones de los programas de después de la escuela. Por su parte, el Distrito Escolar niega acusaciones de negligencia. 

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