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Resaltan avances en Haití tras terremoto

Organismos internacionales resaltaron la ingente ayuda pero resaltaron que aún persisten problemas en la distribución.

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Organismos internacionales
y de
Haití resaltaron la ingente ayuda humanitaria suministrada al país
tras el terremoto que asoló Puerto Príncipe, del que este lunes se cumplen
tres meses, pero advirtieron sobre las debilidades en la gestión y
la distribución de esta asistencia.

"La amplitud de la catástrofe
del 12 de enero hizo necesaria la
distribución de la ayuda alimentaria", declaró a Efe Chavannes
Jean-Baptiste, líder del Movimiento Campesino Nacional del Congreso
de Papay (Mpnkp), una federación que cuenta con 200.000 miembros.

El
líder campesino recordó que el terremoto causó una "catástrofe
nacional", donde, según él, un 95% de la población resultó afectada.
Las cifras oficiales señalan que alrededor de 600.000 personas
fueron desplazadas.

Un censo del Mpnkp puso de manifiesto que
10.000 personas,
algunas de ellas muy traumatizadas, llegaron a dos localidades de
Plateau Central (este) donde antes del terremoto vivían unas 8.000
personas.

Según las fuentes oficiales, más de 3,5 millones de
personas han
recibido asistencia alimentaria y 1,3 millones se han beneficiado de
agua potable, mientras que 1 millón de los 1,3 millones de personas
desplazadas han podido acceder a albergues provisionales tras el
sismo.

Dentro de estas operaciones, Guypsy Michel, director
regional del
Centro de Estudio y Cooperación Internacional (CECI), indicó que el
organismo pudo ayudar de manera rápida a los afectados gracias a
dispositivos establecidos antes del sismo.

Además del agua, los
medicamentos, los refugios y de los equipos
higiénicos distribuidos a través del país, el organismo facilitó la
llegada a los centros de ayuda de médicos y enfermeras extranjeros.

El
CECI indicó que proporciona ayuda alimentaria a 60.000
personas "permanentemente" en varias regiones, y que una parte
significativa de los productos son locales.

Esta estrategia
permite "no sólo tener un impacto en los
desplazados, sino también en las familias de recepción".

Michel
se refirió a la necesidad de mejorar la distribución de la
ayuda e indicó que es importante trabajar con las estructuras
locales para minimizar los riesgos.

"Se debe organizar y planear
con la gente, ya que las ONG deben
saber que, incluso en situación urgente, la gente existe", señaló.

En
cuanto a las autoridades, manifestó que "no es necesario tomar
el pretexto de la corrupción para ignorarlos" en la distribución,
aunque "los extranjeros no tienen totalmente culpa cuando señalan la
corrupción" en el Estado.

El principio de la "participación
local" debe aplicarse hasta en
momentos de urgencia, enfatizó.

Yolette Étienne, antigua
directora de Oxfam Inglaterra en Haití,
reveló que, en materia de refugios provisionales, "se marginó a la
instancia encargada de la protección civil completamente".

"El
Gobierno haitiano reclamó carpas, pero las ONG no querían
distribuirlas porque estaban convencidas de que era necesario
distribuir toldos", puntualizó.

Agregó que "solo estas ONG tenían
los recursos financieros
necesarios y es toldo lo que se acostumbra a distribuir en los
grandes terrenos de desplazados en África".

Otro problema
abordado por Etienne es el de la relación entre
ayuda humanitaria y desarrollo. "En el caso de Haití, es necesario
aprovecharse de esta situación urgente para instaurar cambios",
expresó.

Guypsy Michel admitió que se puede "pensar en la
urgencia con una
visión de desarrollo y encontrar un equilibrio" entre el humanitario
y el largo plazo.

Por su parte, Jean-Baptiste advirtió de que la
ayuda alimentaria
puede representar un "veneno" para la agricultura, el desarrollo y
la cultura de Haití, si no hay "un programa de reactivación de la
producción agrícola para que los productos locales puedan tomar el
relevo después del período urgente".

Para él se debe tratar de
"proporcionar semillas a los
campesinos, de emprender trabajos de conservación de los suelos y
las carreteras agrícolas", porque "algunas cosechas, como las de
maíz, pueden hacerse en el espacio de tres meses".

A largo plazo,
"debemos contemplar la soberanía alimentaria",
para no alimentar una "mentalidad de asistido" que "ya existía" y
que "tendería a reforzarse con el desastre del 12 de enero", aseveró
el líder campesino.

En ese sentido, señaló: "debemos tomar las
disposiciones
necesarias para construir este país de manera diferente, es decir,
proporcionando a la población empleos que garantizan su dignidad".

Jean-Baptiste
criticó la "militarización de la ayuda" en los
primeros momentos de la catástrofe, con la presencia de tropas de
varios países implicados en la distribución.

Consideró que esta
forma de distribuir la ayuda humanitaria "bajo
la amenaza de las armas, deshumanizó" a la gente.