El mandatario indicó en una conferencia en la Brookings
Institution, en Washington, que se trata de un paquete
extraordinario de entre 8.000 y 10.000 millones de dólares que debe
desembolsar el sector público para reconstruir las infraestructuras
dañadas en el sismo del 27 de febrero.

En total, se calcula que el fuerte terremoto causó daños a los
sectores público y privado por 30.000 millones de dólares, el 17 por
ciento del Producto Interior Bruto (PIB).

La financiación de este plan, dijo el mandatario, será posible
gracias a la austeridad fiscal, el ajuste de impuestos, la venta de
activos prescindibles del sector público, la deuda pública, los
ahorros externos acumulados y las donaciones del sector privado.

En relación a los activos públicos, recalcó que no tocará la
Corporación Nacional del Cobre (Codelco), que es 100 por ciento
estatal y para cualquier cambio en su estatuto se requerirían dos
tercios de los votos en el Congreso, un acuerdo "muy amplio y
sólido" que nunca ha sido logrado en Chile.

"Se produciría un debate muy profundo e ideológico si tocaras a
Codelco. No queremos eso. Queremos concentrarnos" en los desafíos
del país y en concreto del devastador terremoto, sostuvo Piñera, que
afirmó que, no obstante, Chile podrá recurrir a otros activos,
aunque no especificó cuáles.

Sobre la reconstrucción, entre 5.000 y 8.000 millones de dólares
procederán de los seguros, mientras que el importe restante lo
tendrán que cubrir en un 50 por ciento el Estado y en otro 50 por
ciento el sector privado, señaló.

"Espero que este paquete sea aprobado rápidamente en el Congreso,
porque es hora de trabajar en la reconstrucción. Hemos fijado en 4
años el tiempo necesario para completar el proceso de
reconstrucción", indicó.

" Para ello necesitaremos mucha unidad", agregó ante un público
compuesto por estudiantes, analistas políticos y expertos enLatinoamérica, periodistas y el secretario general de la
Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.

Piñera recalcó que Chile tiene un "objetivo nacional" que es
derrotar la pobreza y el subdesarrollo, pero además se suma ahora el
de tener que afrontar las consecuencias del terremoto.

Antes del sismo, el gobernante tenía en su programa varias
prioridades, entre las que destacan su objetivo de impulsar de nuevo
el crecimiento económico y la creación de empleos (a un ritmo de
200.000 al año), reducir la tasa de criminalidad, una profunda
reforma de los sectores de la salud y de la educación y "derrotar"
la pobreza durante su mandato y erradicar la pobreza extrema en una
década.

"Pero ahora también tenemos que afrontar lo que el terremoto, uno
de los cinco peores que el mundo ha experimentado, ha destruido",
comentó.

El presidente chileno expresó su esperanza, y también su
confianza, en que su plan de recuperación tenga "éxito" y en que
pueda contar con una oposición "constructiva y rigurosa".